Aleros del tiempo

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Los aleros, también llamados cornisas, forman parte de la arquitectura de una edificación que resultan muy llamativas para mí. Son esos salientes de la techumbre de una construcción (vivienda, edificio religioso o civil), que podemos observar en su fachada, y cuya función es desviar las aguas de la lluvia, aunque también solían tener un carácter decorativo.

Su origen se remonta a las construcciones clásicas (Grecia, Roma), y que, por las influencias culturales, se traspasó a España, y de allí vino a Venezuela. Cumaná, mi lugar de vida, por ser una ciudad fundada por los españoles en sus primeras incursiones en el continente americano, asimiló el tipo de construcción que suele llamarse “colonial”. Por supuesto, a lo largo de los años, esta vivió modificaciones y adaptaciones. Lamentablemente quedan pocas edificaciones en donde se preserve ese estilo.

Nací, crecí y continúo en relación con espacios donde ese estilo de construcción sobrevive, como son las casas del llamado “casco histórico” de la ciudad. Han ido desapareciendo, bien sea por abandono y desidia, por venta, o por expresa voluntad modificadora de sus propietarios o habitantes para estar a tono con las estructuras modernas.

Aunque quedan pocos aleros, la mayoría deteriorados o destruidos, quise hacer un modesto registro fotográfico de algunos de ellos, que perviven en el tradicional Callejón El Alacrán, vía peatonal ubicada en el corazón tradicional de la ciudad.


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