Hispaliterario 12 | Angélique [Esp-Eng]

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joalheal


Vagan en mi mente arremolinados recuerdos de aquella tarde, así como el turbio cielo de esta mañana que encaro mientras camino pesadamente hacia algún lugar que me aparte de los predios taciturnos del pueblo que alguna vez fue mi hogar. Cansado más de mí mismo que de mis pasos, arrastro mis pensamientos que inexorablemente me llevan hasta ella. Al sortilegio de Angélique.

Bien es cierto que a veces jugamos a los dados nuestra suerte y arriesgamos sin pensar; impulsivamente, como si una mano nos empujara al abismo al mismo tiempo que nos infunde un cuestionable valor. Debo admitir con leve rubor que mi cobardía la llevaba como un atesorado amuleto, el cual me había librado de muchas situaciones peligrosas. El miedo también se acaba. Y para mi pesar el mío escogió un muy mal momento para terminarse.

No era la primera vez que la veía, ya antes la había seguido más con mi imaginación que con los ojos mientras paseaba durante frías tardes por el bosque en las afueras del pueblo. Caminaba pretendiendo distracción mientras iba recogiendo hierbas que guardaba en su cesta tapada con un mantel negro. Su esbelta figura de inquietantes formas no eran opacadas por su vestido gris sin mayores adornos. Su rostro era hermoso, moreno, de facciones fuertes y ojos impactantes, pero lo que más atrapaba la atención era el lunar que lucía en su labio superior, que más bien parecía una señal de peligro.

Desde niña, siempre fue acusada de rara, por su costumbre de andar leyendo libros extraños y mantenerse alejada de todos. Eso empeoró al quedar sola en aquella tenebrosa casa, siendo apenas una adolescente. Solo gatos por compañía que la seguían celosamente a todas partes. Simplemente, se encerró en sí misma y las intrigas y temores del pueblo solo le brindaron la soledad que necesitaba. Las mujeres la odiaban por su belleza y los hombres por su indiferencia. En cuanto a mí, solo diré que me intrigaba y trataba de aprovechar cada vez que la veía para hacer mi propio mapa de ella, sus formas y maneras, incluso su voz cuando canturreaba mientras pasaba.

La última semana de octubre se le vio (Bueno, yo la vi) muy atareada en sus paseos de recolección por el bosque. El asedio de las señoras hacia ella, debido más a la envidia que otra cosa, solo iba en aumento y no perdían oportunidad de hacerla blanco de desmanes. La peor era Doña Ofelia, quien acusaba a la bella Angélique, cada domingo en la iglesia, de tener tratos con fuerzas oscuras a cambio de juventud y belleza y llegó incluso a hacerla responsable del accidente donde su esposo quedó inválido, asegurando que se trató de un "mal de ojo" de aquella bruja. La verdad fue que una noche, mientras Angélique se desvestía en su habitación, el devoto esposo de Doña Ofelia perdió el equilibrio desde dónde se había trepado para observarla y desde entonces yacía postrado en una cama.

Ese domingo, último día de octubre, la injuriosa alharaca de Doña Ofelia levantó una turba de buenas señoras y fieles esposos que echando mano a sogas y otra suerte de objetos contundentes fueron a buscar a Angélique a su casa para hacer justicia en el nombre de las santas costumbres. Oí, primero los gritos e improperios, vi después, al grupo de gentes de bien con mejores intenciones ir en dirección a la casa de Angélique. Mi atesorada prudencia (miedo en realidad) no me detuvieron y salí tras ellos tratando de calmar toda aquella locura. La primera piedra fue a dar justo al cristal de la ventana de la habitación de Angélique, luego otra y otra que iban acompañadas de insultos y amenazas.

La pequeña turba se enardecía con cada golpe de peñasco sobre la añeja casa. De pronto la puerta se abrió. Todos se paralizaron al verla aparecer (Tal vez fui solo yo, pero a veces generalizar es bueno) bajó la calzada con paso sereno ataviada en negro infinito, cabello suelto como tan solo la había visto en sueños; de pronto un feroz viento inundó aquel lugar, la ira de la turba se trocó en miedo, los grandes árboles empezaron a crujir mientras todo el gris del cielo se posó justo sobre nosotros. Doña Ofelia fue la primera en huir, en su vano intento fue levantada en vilo por los aires, luego otro y otro más hasta que todos giraban en el remolino. Todos, excepto yo que atestiguaba impávido cómo uno a uno fueron cayendo, su forma cambiada en animales enredados entre sus ropas. Vi al truhan que arrojó la primera piedra convertido en macho cabrío masticando su propia camisa y así cada cual en algún bichejo distinto.

Todo esto ocurría mientras pude ver cómo del lunar en la boca de Angélique parecían conjugarse las fuerzas elementales y emerger de ese único punto en sus labios la furia de misterios ancestrales. Una vez consumado el suceso, todo el gris, todo el viento, toda la furia y todo el misterio fueron reabsorbidos por aquel vórtice magnético, hoyo negro, qué sé yo, horizonte de los acontecimientos.

Angélique como si nada hubiese pasado, caminó un poco hacia mí con su pretendida distracción, recogió un gato pardo, que apenas un rato antes le lanzaba piedras, le hizo cariño mientras canturreaba algo que el animalito pareció entender y se perdió en su casa cerrando la puerta tras de sí.

Esa misma tarde salí del pueblo con lo que llevaba puesto y caminé toda la noche hasta esta turbia mañana. Solo sé que ahora en el pueblo había menos habitantes, pero como no todo es malo Angélique tenía un nuevo gato, había dos cabras, tres gansos, dos perros, un loro y la última vez que vi a Doña Ofelia estaba cacareando y picoteando la ventana del cuarto donde quedó el marido postrado. Mientras tanto sigo yo arrastrando mis pasos, firme en el propósito de alejarme, aunque hace rato vi una curiosa hierba, me pregunto si será una de las que la bella Angélique anda buscando.

EL FIN.







ENGLISH



Swirling memories of that afternoon wander in my mind, as well as the murky sky of this morning that I face as I walk heavily towards some place that takes me away from the taciturn precincts of the town that was once my home. Tired more of myself than of my steps, I drag my thoughts that inexorably lead me to her. To Angélique's spell.

It is true that sometimes we roll the dice with our luck and risk without thinking; impulsively, as if a hand were pushing us into the abyss at the same time as it instills in us a questionable courage. I must admit with a slight blush that my cowardice I carried as a treasured amulet, which had delivered me from many dangerous situations. Fear also comes to an end. And to my regret mine chose a very bad time to end.

It was not the first time I had seen her, I had followed her before more with my imagination than with my eyes as I strolled during cold afternoons through the woods on the outskirts of town. She walked pretending to be distracted as she went about gathering herbs that she kept in her basket covered with a black tablecloth. Her slender figure of disturbing forms was not overshadowed by her gray dress with no major adornments. Her face was beautiful, dark, with strong features and striking eyes, but what attracted the most attention was the mole on her upper lip, which looked more like a sign of danger.

Since she was a child, she was always accused of being strange, because of her habit of reading strange books and keeping away from everyone. That got worse when she was left alone in that gloomy house, being just a teenager. Only cats for company that jealously followed her everywhere. She simply shut herself away and the intrigues and fears of the town only gave her the solitude she needed. Women hated her for her beauty and men for their indifference. As for me, I will only say that I was intrigued by her and tried to take advantage of every time I saw her to make my own map of her, her ways and manners, even her voice as she crooned as she passed.

The last week of October she was seen (Well, I saw her) very busy on her gathering walks in the woods. The siege of the ladies towards her, due more to envy than anything else, was only increasing and they lost no opportunity to make her the target of outrages. The worst was Doña Ofelia, who accused the beautiful Angélique, every Sunday in church, of having deals with dark forces in exchange for youth and beauty and even made her responsible for the accident in which her husband was left invalid, assuring that it was an "evil eye" of that witch. The truth was that one night, while Angélique was undressing in her room, Doña Ofelia's devoted husband lost his balance from where he had climbed to watch her and since then he lay prostrate on a bed.

That Sunday, the last day of October, Doña Ofelia's insulting outburst raised a mob of good ladies and faithful husbands who, with ropes and other kinds of blunt objects, went to look for Angélique in her house to do justice in the name of holy customs. I heard, first the shouts and expletives, then I saw the group of well-meaning people with better intentions go in the direction of Angélique's house. My treasured prudence (fear actually) did not stop me and I went out after them trying to calm down all that madness. The first stone hit the windowpane of Angélique's room, then another and another, accompanied by insults and threats.

The little mob grew louder and louder with each stone thrown at the old house. Suddenly the door opened. Everyone was paralyzed when she appeared (Maybe it was just me, but sometimes generalizing is good) she walked down the road with a serene step, dressed in infinite black, her hair loose as I had only seen her in dreams; suddenly a fierce wind flooded that place, the anger of the mob turned into fear, the big trees began to creak while all the gray of the sky fell right on top of us. Doña Ofelia was the first to flee, in her vain attempt she was lifted into the air, then another and another until everyone was spinning in the whirlpool. All of them, except me who witnessed undaunted how one by one they fell, their form changed into animals entangled in their clothes. I saw the truan who threw the first stone turned into a goat chewing his own shirt and so each one into a different critter.

All this was happening while I could see how from the mole in Angélique's mouth the elemental forces seemed to conjugate and emerge from that single point on her lips the fury of ancestral mysteries. Once the event was consummated, all the gray, all the wind, all the fury and all the mystery were reabsorbed by that magnetic vortex, black hole, what do I know, horizon of events.

Angélique as if nothing had happened, she walked a little towards me with her pretended distraction, picked up a brown cat, which just a little while before was throwing stones at her, made her affectionate while she hummed something that the little animal seemed to understand and got lost in her house closing the door behind her.

That same afternoon I left the village with what I was wearing and walked all night until this cloudy morning. I only know that now in the village there were fewer inhabitants, but as not everything is bad Angélique had a new cat, there were two goats, three geese, two dogs, a parrot and the last time I saw Doña Ofelia she was cackling and pecking at the window of the room where her husband lay prostrate. Meanwhile I continue dragging my steps, firm in the purpose of moving away, although a while ago I saw a curious weed, I wonder if it is one of those that the beautiful Angélique is looking for.

THE END.




Saludos amigos de Hive, atiendo al llamado de @hispaliterario para esta edición agradezco la invitación de @susurrodmisterio y a la vez quiero invitar a @rafa1272 y a @adriangamerxd a participar.

Texto original de @joalheal/ Fotografía de portada propia editada en Canvas/ Endcard diseño en Canvas.

Original text by @joalheal/ Own cover photo edited on Canvas/ Endcard design on Canvas.



El encuentro con la palabra, cada lunes a las 7:47 pm en el servidor Discord de #ecency




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!ALIVE


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(Edited)

Un relato que describe, con un lenguaje vigoroso y cargado de buenas imágenes, una atmósfera de
de furia y de misterios ancestrales; exquisito texto con su toque de realismo mágico.

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¡Madre mía! me sumergí en el relato total... tengo tres gatos y dos guacamayas...😏😅

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¡Qué relato tan vivo mi querido @joalheal! Estuve presente cuando la turba se acercaba a la casa de Angélique, tanto, que hasta me sentí arrollada por el remolino y llena de rabia por la ignorancia de los pueblerinos, pero me regocijó la reacción de Angélique. Me gustó, sobre todo, ese desenlace, (Vivieron felices, convertidos en animales). Satisfecha porque el gato que lanzó la primera piedra, quedó en manos de la chica del extraño y curioso lunar. Éxitos mi Tocayo.

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