Julie and Esteban's elephant (English/Spanish)

Julie was awake but refused to open her eyes, it had long been difficult for her to do so in the mornings. It was not in itself the simple act of separating her eyelids, nor the minimal effort that this implied, what cost her a lot was everything that followed afterwards: getting out of bed, brushing her teeth, taking a shower, getting ready for work, greeting her son and Esteban lovingly, that above all, having to put up with Esteban was what cost her the most. The elephant's barking made her stand up in a single bound, it was time to eat, for the elephant only barked in the mornings to announce breakfast.

She shuffled to the kitchen, as she crossed the hallway she smelled Esteban's coffee, she thought about how much she hated it, neither too dark nor too light, what kind of coffee was that? She went through the door as if she was jumping into an abyss and found herself face to face with him. Esteban greeted her with a smile, he looked tired but the day was just beginning, maybe it was because of 15 years of marriage. He approached Julie, he was looking for the morning kiss, for Esteban this was no longer a gesture of love, it was more like one of those things he had to do every day, like washing the dishes.

As he approached her, they heard the elephant's chirping again, Esteban stopped in his tracks, and they both looked at each other. Julie took advantage of the moment to walk in the opposite direction to him and leaned out of the window trying to see the elephant, she did this to avoid Esteban, because in fact she knew that the elephant was inside the house.

-Breakfast is ready, I'll serve you a plate - commented Esteban with his usual forced kindness.

Julie said nothing, at that moment they both began to hear the elephant's footsteps on the parquet, she was enraptured listening as he approached the kitchen, but Esteban pretended that he was not there, he had developed powerful skills to continue with his life pretending that the elephant did not exist, even so the plate he had on the counter was shaking from the vibrations of the footsteps and this irritated him a lot.

Julie sat down at the table, she felt a little dizzy, the presence of the elephant made her nervous, her heart was fluttering and she was in a cold sweat. She looked around, she saw the dirty kitchen and Esteban in his ridiculous pajamas, it seemed to her that on the walls hung the most beautiful memories of their life together, but now they looked faded and dulled by time, besides the walls were beginning to crack from the vibrations caused by the elephant, in a short time they would no longer be able to hold up.

The elephant peeked through the kitchen door, Julie looked at it with wonder and comfort, seeing it filled her with freshness or courage.

-I've been meaning to tell you something for days - Esteban said as he brought her the plate and sat down across the table from her.

Julie pretended not to hear him, staring at the elephant as it slowly approached the table. Esteban continued to ignore him, staring at Julie as if he wanted to tear her gaze away from the elephant and direct it at him, as before, when she still loved him. They remained in that uncomfortable contemplation for a few seconds, when Esteban's phone rang, the notification of a message, at that moment Julie looked at him, of course this was not the look Esteban wanted, but it had been a long time since Julie only looked at him when her eyes were a pair of knives.

Esteban didn't want to turn to look at the phone, he had become very good at pretending he didn't hear or see things. But they both knew it was Lucia, Julie had realized months ago that she was Esteban's lover, but she also knew how to pretend. The elephant began to devour the food on Julie's plate, she didn't mind, as she hadn't felt hungry in the mornings for a long time. Esteban was aware that Julie had discovered it, but he had decided to ignore it, as he had been ignoring his wife's certainties for years.

The elephant began to get restless, its legs were moving strongly and its barking was getting louder and louder. Julie felt that she could not take it anymore, Esteban clenched his fists tightly with his eyes fixed on the tablecloth. He raised his head violently and prepared to speak, he began by pronouncing the name of the woman with whom he had shared the last 15 years and now felt she could very well be a stranger. Julie looked up when she heard his name, Esteban wanted to say something else, but her little son came through the kitchen door.

-Good morning mommy, good morning daddy - said the little boy with that sweet voice that paralyzed them, while he hugged the elephant affectionately.

The boy sat down at the table and the elephant continued barking and making agitated movements, but Julie and Esteban were ready to continue keeping silence and ignoring the presence of that majestic animal that was getting bigger and bigger. Esteban did not wait long to pick up the phone and start a conversation with Lucia, perhaps to say good morning to each other or to agree on the time of their next meeting. The boy hummed the classic children's song: The circus elephant moves his legs like this, he's very big and very heavy and he doesn't look like you. The elephant danced to the tune and the walls began to crumble around him. While Julie slyly wiped away her tears and thought she should hurry so she wouldn't be late for work.

Julie estaba despierta pero se negaba a abrir los ojos, hacía tiempo que le costaba hacerlo por las mañanas. No era en si el simple acto de separar los parpado, ni el esfuerzo mínimo que esto implicaba, lo que le costaba mucho era todo lo que seguía después: Levantarse de la cama, lavarse los dientes, darse una ducha, arreglarse para ir al trabajo, saludar amorosamente a su hijo y Esteban, eso sobre todo, tener que soportar a Esteban era lo que más le costaba. El barritar del elefante la hizo ponerse de pie en un solo salto, era hora de comer, pues el elefante solo barritaba en las mañanas para anunciar el desayuno.

Se trasladó arrastrando los pies hasta la cocina, mientras atravesaba el pasillo percibió el olor al café de Esteban, pensó en lo mucho que lo odiaba, ni muy oscuro ni muy claro ¿qué clase de café era ese? Atravesó la puerta como si saltara a un abismo y se encontró de frente con él. Esteban la recibió con una sonrisa, se veía cansado pero el día estaba comenzando, tal vez era por los 15 años de matrimonio. Se acercó a Julie, iba en busca del beso mañanero, para Esteban este no era ya un gesto de amor, más bien era una de esas cosas que tenía que hacer cada día, como lavar los platos.

Mientras se aproximaba a ella volvieron a escuchar el barritar del elefante, Esteban se detuvo en seco, los dos se miraron. Julie aprovecho el momento para caminar en dirección contraria a la de él y se asomó por la ventana tratando de ver al elefante, esto lo hizo para evitar a Esteban, pues en realidad ella sabía que el elefante estaba dentro de la casa.
-El desayuno está listo, te serviré un plato – comento Esteban con su habitual amabilidad forzada.

Julie no dijo nada, en ese instante ambos empezaron a escuchar las pisadas del elefante sobre el parquet, ella se quedó embelesada escuchando como se acercaba a la cocina, pero Esteban fingía que no estaba allí, había desarrollado habilidades poderosas para seguir con su vida fingiendo que el elefante no existía, aun así el plato que tenía sobre la encimera temblaba por las vibraciones de las pisadas y esto lo irritaba mucho.

Julie se sentó a la mesa, se sentía un poco mareada, la presencia del elefante la ponía nerviosa, su corazón se agitaba y sudaba frio. Miró a su alrededor, vio la cocina sucia y a Esteban con su pijama ridículo, le pareció que de las paredes colgaban los más bonitos recuerdos de su vida juntos, pero ahora lucían desteñidos y apagados por el tiempo, además las paredes comenzaban a agrietarse por las vibraciones que causaba el elefante, en poco tiempo ya no podrían sostenerse.

El elefante se asomó por la puerta de la cocina, Julie lo miro con asombro y confort, verlo la llenaba de frescura o de valor.

-Quería comentarte algo desde hace días – Le dijo Esteban mientras le acercaba el plato servido y se sentaba frente a ella en la mesa.

Julie fingió que no le escuchaba, miraba al elefante fijamente mientras este se acercaba lentamente a la mesa. Esteban por su parte seguía ignorándolo, miraba a Julie fijamente como si quisiera arrancarle la mirada que ella dedicaba al elefante y dirigirla a él, como antes, cuando aún ella le quería. Permanecieron en aquella contemplación incomoda unos segundo, cuando el teléfono de Esteban sonó, la notificación de un mensaje, en ese instante Julie dirigió la mirada sobre él, claro que esta no era la mirada que Esteban quería, pero hacía tiempo que Julie solo lo miraba cuando sus ojos eran un par de cuchillos.

Esteban no quiso voltear a mirar el teléfono, se había vuelto muy bueno fingiendo que no escuchaba ni veía las cosas. Pero los dos sabían que se trataba de Lucia, hacía meses que Julie se había dado cuenta que era la amante de Esteban, pero ella también sabia fingir. El elefante empezó a devorar la comida en el plato de Julie, a ella no le importo, pues hacía tiempo que no sentía hambre por las mañanas. Esteban estaba al tanto de que Julie lo había descubierto, pero había decidido ignorarlo, como venía ignorando las certezas de su esposa desde hacía años.

El elefante empezó a inquietarse movía las patas fuertemente y el barritar era cada vez más estruendoso. Julie sentía que no podía más, Esteban apretaba los puños fuertemente con los ojos clavados en el mantel. Levanto la cabeza violentamente y se dispuso a hablar, empezó pronunciando el nombre de la mujer con la que había compartido los últimos 15 años y ahora sentía que podía ser perfectamente una extraña. Julie atendió con la mirada cuando escucho su nombre, Esteban quiso decir otra cosa, pero su pequeño hijo atravesó la puerta de la cocina.

-Buenos días mami, buenos días papi – Dijo el pequeño con esa voz dulce que los paralizaba, mientras abrazaba cariñosamente al elefante.

El niño se sentó a la mesa y el elefante siguió barritando y haciendo movimientos agitados, pero ya Julie y Esteban estaban listos para seguir guardando silencio e ignorando la presencia de aquel majestuoso animal que cada vez se hacía más grande. Esteban no espero mucho tiempo para tomar el teléfono y empezar a conversar con Lucia, tal vez para darse los buenos días o acordar la hora de su próximo encuentro. El niño tarareaba la clásica canción infantil: El elefante del circo mueve sus patas así, es muy grande y muy pesado y no se parece a ti. El elefante bailaba al ritmo de la melodía y las paredes comenzaban a desmoronarse a su alrededor. Mientras que Julie limpiaba sus lágrimas disimuladamente y pensaba que debía darse prisa para no llegar tarde al trabajo.