¿Dónde empezó todo?

     A los 7 años estuve a punto de irme de este mundo para siempre por culpa de una bendita vaca. Me salvó mi papá con un grito «¡cuidado!». Yo me quedé paralizado, pero extrañamente la vaca que intentó atropellarme tropezó y cayó cerca de mí, así, como si nada. Papá aprovechó, me sacó de esa escena y me dijo, «ve lo que uno puede hacer con las palabras». Y ciertamente había hecho bastante, ¿no? salvarme la vida. Todavía hoy cuando recuerdo esa anécdota, me asusta el hecho de que esa vaca pudo acabar con mi frágil e inocente vida, pero a ese susto le interpongo el grito de papá y concluyo que ciertamente las palabras tienen un gran poder, que es mucho lo que podemos hacer con ellas y de eso quiero hablarles, de mi pasión por las palabras.

¿Qué siguió después?

     Después del susto con la vaca me enviaron a estudiar a la ciudad; después de graduarme de bachiller me enviaron a la Universidad, y como quería un oficio donde se empleara la palabra, estudié educación.
     18 años de servicio y le he dado clase a adultos, jóvenes y a niños; con quienes me ha ido de maravilla porque con ellos aprendí a escuchar, a hablar y también aprendí técnicas para contar cuentos, para hacer más divertidas las clases. La palabra se me convirtió en razón de vida y un día dejé de contar los cuentos de otros y empecé a escribir los míos, mis propios poemas y ahora estoy escribiendo mis propias novelas.
     La palabra me ha llevado a representar a mi país, Venezuela, en eventos internacionales, me ha unido a tantas amistades y me ha permitido conocer a algunos de mis escritores favoritos.

¿Dónde estoy ahorita?

     En Hive; aquí también llegué por la pasión a la palabra. Aquí encontré un espacio para mis palabras; todas mis publicaciones tienen como materia prima, la palabra; en un año he leído y escrito solo para Hive; me ofrecieron la oportunidad de ser curador de literatura y por pasión a la palabra, acepté.

¿Qué aspiro?

     Seguir promoviendo espacios para que la palabra se convierta en la pasión de otros. Arturo Uslar Pietri, ese venezolano de excepción lo dijo, “Todo cuanto el hombre sabe está en palabra", y Octavio Paz, ese Mexicano de oro lo certificó al expresar que “Lo que no nombra no existe”; y yo lo que deseo es que, como planeta sigamos existiendo y en las palabras encontremos coraje para vivir, generosidad para convivir y prudencia para sobrevivir.

     Gracias por su amable lectura.