Mi papá acaba de fallecer, ya no podíamos darnos la gran vida que ostentaba, así que mi mamá decidió que nos mudaríamos a una casa a las afueras de la ciudad. Una casa grande para mi mamá, mi hermano y yo, situada en el bosque, con una renta muy accesible. Desde hace varias semanas, notaba que algo rondaba en la casa. No eran ruidos, ni siquiera olores, pero una sensación indescriptible que me puso en guardia desde el primer día. No podía explicarlo, pero me sentía como si estuviera siendo observada, mi madre pasaba mucho tiempo en su trabajo en el hospital y me decía que eran solo paranoias mías.

La casa en la que ahora vivo está en una zona tranquila y aunque no tiene las comodidades de nuestra antigua casa creo que podremos estar en paz, pues no había los típicos ruidos de carros, sirenas de policías y lo mejor de todo los típicos vecinos molestos. A medida que pasaban los días el ambiente se notaba tenso, era más incómodo cada vez, y en muchas ocasiones daba la sensación que una oscura aura circulaba por la casa día y noche.

Al principio, pensé que era mi imaginación, pero la sensación persistía. Hasta que una noche, cuando estaba en mi cuarto leyendo, escuché unos pasos en el pasillo. No eran los pasos de mi familia, eran más sigilosos, como si alguien estuviera tratando de no ser escuchado.

Me levanté de la cama y me acerqué a la puerta. Escuché los pasos alejarse en el pasillo y bajar por la escalera. Lentamente, seguí el sonido hasta llegar a la planta baja. La casa estaba en silencio, pero pude ver una figura oscura que se movía en el pasillo, eso me puso los pelos de punta.

La figura se detuvo frente a una puerta y la abrió. No pude ver qué había dentro, pero la figura se quedó allí durante unos segundos. Luego, la puerta se cerró y la figura volvió a subir por la escalera.

Aunque quería seguirla, no me atreví. No sabía qué era esa cosa, pero no quería enfrentarme a ella sola. Así que volví a mi cuarto y traté de olvidar lo que había visto.

Pero la sensación de que algo no iba bien en la casa persistía. Y entonces, una noche, escuché unos gemidos provenientes del cuarto de mi hermano. Lentamente, me acerqué a la puerta y la abrí.

La habitación estaba en penumbra, pero pude ver a mi hermano en la cama. Tenía los ojos cerrados y se lo veía que estaba descansando tranquilo hasta que su cuerpo empezó a moverse convulsivamente. Al verlo así, supe que nada estaba bien.

Me acerqué a la cama y traté de despertarlo, pero no respondía. Entonces, vi una mancha oscura en su cuello. Al acercarme, vi que estaba sangrando.

Entoncs, supe que algo malo estaba sucediendo en la casa. No sabía qué era, pero tenía que hacer algo. Así que corrí hacia la puerta y salí de la habitación.

Bajé por la escalera lo más rápido que pude y salí de la casa. No podía dejar a mi hermano solo, pero tenía que buscar ayuda. Corrí hacia el bosque, sin saber a dónde iba y gritando como loca por ayuda.

Entonces, oí unos gritos provenientes de la casa. No eran los gritos de mi hermano, eran más bajos, como si alguien estuviera gimiendo de dolor. Aunque sabía que no era mi hermano no podía dejarlo ahí solo con lo que estuviera rondando la casa así que me armé de valor y volví.

La figura oscura estaba de nuevo en el pasillo, pero esta vez no se movió. Parecía estar esperando algo. Lentamente, me acerqué a ella, aunque no sabía qué iba a hacer.

Cuando estuve a unos metros, la figura se movió. Vi que era un hombre, aunque no era humano. Sus ojos eran negros como el carbón y su piel parecía quemada, medía aproximadamente unos dos metros.

El hombre se acercó a mí, me miró fijamente y yo quedé paralizada no sabía qué hacer. No dijo nada, pero su mirada me heló la sangre. Enseguida supe que quería matarme, así que traté de correr, pero era como si estuviera atrapada en una telaraña.

No podía moverme, no podía gritar. El hombre se acercó a mí y me agarró la garganta. Sentí que me ahogaba, pero en ese momento, vi a mi hermano levantado.

Estaba de pie junto a la puerta, con un cuchillo en la mano. corrió hacia mí con la intención de herir al hombre con el cuchillo, pero este se dió cuenta enseguida y lo golpeó fuerte en la cabeza. Apenas ocurrió esto aproveché esto y tomé el cuchillo que mi hermano había dejado caer cerca de mí y con él me armé de mucho valor para clavárselo en el cuello al hombre tenebroso.

El hombre gritó de dolor y me soltó. Corrí hacia mi hermano y lo abracé y salimos del lugar muy asustados. Mientras corríamos no podía creer que estuviéramos a salvo.

Aunque no entendíamos lo que había pasado, supimos que la casa no era segura. Así que, nunca más regresamos allí. Nunca volvimos a entrar en aquella casa, ni siquiera para recoger nuestras cosas.

Y aunque nunca supimos qué era aquel hombre, nunca olvidamos lo que había pasado en aquella casa. Cada vez que pienso en esta historia me da escalofríos, mi hermano asegura no recordar nada y mi mamá nunca me creyó, pero a pesar de ver mi estado supo que esa casa no era la ideal para vivir ahí. Ahora vivimos en una casa más pequeña, pero con vecinos a nuestro alrededor, eso me tranquiliza mucho saber que hay personas cerca, todo es paz y armonía, todo había quedado atrás o al menos eso era lo que yo pensaba.