Hola a todos 👋

Hoy me trae por aquí la Iniciativa de @damarysvibra: ¿Quién soy? (7). Quiero hablar sobre la película que más significado tiene para mí. A pesar de que la crítica no la recibió muy bien, esta película ha dejado una huella profunda. A menudo, los temas complejos en las películas son menospreciados. Me alegra que sea una adaptación libre de la novela Ishmael de Daniel Quinn, que aborda cuestiones profundas sobre la naturaleza de la humanidad, nuestra relación con el mundo y el papel que desempeñamos en la historia de la Tierra.

En el libro, un gorila llamado Ishmael se comunica telepáticamente con un humano y le enseña sobre la historia de la civilización, los mitos que hemos construido y cómo la forma en que vivimos ha llevado a la degradación del planeta. Ishmael desafía la idea de que los humanos son superiores a otras especies y ofrece una perspectiva crítica sobre nuestra cultura.

Sin embargo, es probable que, si hubieran hecho una adaptación más fiel al libro, la crítica hubiera sido aún más dura. La premisa de un gorila que habla con un ser humano podría haber sido difícil de aceptar para muchos espectadores, aunque a mí me parece fascinante.

Bueno pero ahora comencemos con la película...

Hay películas que no solo nos entretienen, sino que también nos invitan a reflexionar sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Instinto (1999), protagonizada por Anthony Hopkins y Cuba Gooding Jr., es una de esas obras que me impactó profundamente, no solo por su historia, sino por el mensaje poderoso que transmite sobre la libertad y la conexión con la naturaleza.

La película narra la historia de Ethan Powell (Anthony Hopkins), un antropólogo que, tras pasar años en la selva africana viviendo entre gorilas, es arrestado tras la muerte de unos cazadores furtivos. Al ser devuelto a Estados Unidos, es ingresado en una institución mental donde el Dr. Theo Caulder (Cuba Gooding Jr.) intenta entender qué lo llevó a vivir de esa manera y por qué mató los cazadores. A medida que se desarrolla la trama, Powell comparte sus experiencias en la selva, revelando cómo su vida cambió al descubrir un mundo donde la libertad y la conexión emocional son primordiales.

Uno de los temas más impactantes de la película es la exploración de la libertad. A través de su experiencia con los gorilas, Ethan Powell encuentra una forma de vida que contrasta con la sociedad humana, llena de normas, expectativas y control. En la selva, se siente verdaderamente vivo y conectado, no solo con los animales, sino también con su propio ser. Esta búsqueda de autenticidad es algo que resonó profundamente en mí. En un mundo que a menudo nos presiona a conformarnos, la historia de Powell nos invita a cuestionar qué significa ser verdaderamente libres.

Los gorilas, en particular, representan más que solo animales salvajes; son una metáfora de la nobleza y la belleza de lo natural. Desde muy pequeña, he sentido una admiración especial hacia estos simios. Siempre los he considerado seres hermosos, emocionales y profundamente inteligentes. A través de la película, esta admiración se profundizó aún más. Ethan llega a ver a los gorilas como su familia, y esa conexión resuena con mi propia visión sobre la importancia de proteger y valorar a los animales. En un momento en que el ser humano ha sido el principal responsable de la extinción de muchas especies, la película plantea una crítica a nuestra relación con la naturaleza. Nos recuerda que los gorilas, como muchos otros seres vivos, merecen ser respetados y protegidos.

El conflicto central de la película se presenta cuando Ethan se enfrenta a cazadores furtivos que amenazan a su familia gorila. Cuando nuestro protagonista se ve obligado a actuar en defensa de su familia adoptiva, se produce un momento de gran tensión. Aunque la sociedad puede juzgarlo por sus acciones, él lo ve como un acto de defensa, una reacción comprensible ante la amenaza a sus seres queridos. Es una reflexión inquietante sobre la forma en que muchas personas consideran que defender a los animales no justifica tomar vidas humanas. Sin embargo, desde la perspectiva de Powell, esos cazadores no son solo desconocidos; son intrusos que intentan destruir su familia. Este dilema moral es central en la película y resuena con la realidad de muchas personas que luchan por la protección de especies en peligro.

Lo que más me emocionó de Instinto fue la pasión con la que Powell defiende a los gorilas. No es solo un asunto de ser animalista; es el reconocimiento de que estos animales son parte integral de su vida y de su identidad. Ethan entiende que su vida entre ellos le ha enseñado lecciones valiosas sobre amor, comunidad y la importancia de ser fiel a uno mismo. La película muestra cómo, al conectar con estos seres, Powell encuentra su propia humanidad y, al mismo tiempo, se convierte en su protector.

Esta conexión con los gorilas también me recuerda el legado de Dian Fossey, una valiente zoóloga que dedicó su vida a estudiar y proteger a los gorilas de montaña en Ruanda. Fossey, al igual que Powell, luchó incansablemente contra la caza furtiva y la explotación de su hábitat. Su trabajo la llevó a enfrentarse a muchos peligros, y aunque ella no pudo defenderse de la misma manera que el protagonista de Instinto, su sacrificio por proteger a los gorilas es un claro ejemplo de lo que significa amar y defender a los que consideramos nuestra familia. Tragicamente, Fossey fue asesinada en 1985, probablemente por cazadores furtivos que la veían como una amenaza a sus actividades ilegales. Su vida y su trágico final subrayan la lucha de quienes se dedican a la conservación y el alto costo que a veces debe pagarse en esta batalla por la vida.

La forma en que la película aborda el instinto humano en contraste con la civilización es fascinante. Powell desafía la noción de que la civilización nos hace más humanos; al contrario, su experiencia en la selva le revela que a menudo perdemos nuestra esencia al vivir en un mundo estructurado y rígido. Esto me hizo pensar en la necesidad de reconectar con nuestra propia naturaleza y valorar la libertad que a veces damos por sentada. La búsqueda de la autenticidad y la conexión emocional con el mundo natural son temas que a menudo se pasan por alto, pero Instinto los presenta de una manera conmovedora y provocativa.

La conexión que establezco con los gorilas no se limita solo a la película; también refleja mis propias creencias sobre la importancia de la vida animal y la búsqueda de la verdadera libertad. A través de la historia de Instinto, me doy cuenta de que todos juramos que somos libres, pero en realidad, la sociedad a menudo nos encadena a ideas y expectativas que limitan nuestra autenticidad. La pasión de Powell, un personaje ficticio, y la valiente lucha de Dian Fossey en la vida real me inspiran a reconocer que debemos ver más allá de lo evidente.

Esta reflexión me recuerda que, como seres humanos, a veces olvidamos que la verdadera libertad implica una conexión más profunda con el mundo que nos rodea y con los seres que comparten este planeta con nosotros. No solo se trata de defender a los animales, sino también de liberarnos a nosotros mismos de las cadenas que nos impone nuestra cultura, permitiéndonos experimentar la vida de manera más plena y consciente.

Como decimos aquí en Chile "Me fui en la profunda" 😅

= Meditar demasiado