Una de las acciones que me parece bastante interesante es la posibilidad de buscar en nuestro interior todo aquello que nos daña y convertirlo luego en palabras. Creo que es una manera distinta de enfrentar los problemas. Es por eso que me pareció tan interesante la iniciativa que propuso @damarysvibra "Haz tu obra teatral y crece". Por supuesto, que he decidido participar.

Para este ejercicio, elegí un momento en el que pude estar completamente sola y sin interrupciones. Claro que para ello tuve que dejar a mis mascotas acostadas por un momento, porque si no lo hacía, estarían todo el rato molestándome, mis gatos son terribles 😅.

El lugar perfecto fue el jardín, donde pude disponer de 40 minutos para concentrarme y sumergirme en mis pensamientos. La brisa de la mañana y los tenues rayos de sol me ayudaron a concentrarme aún más. Estos días a hecho bastante frío, pero hoy amaneció un bello sol.

La situación que he decidido trabajar es una discusión que tuve con un familiar cercano el año pasado. Esta discusión sigue rondando en mi mente porque fue un momento de tensión y malentendidos. En la realidad, fui bastante agresiva y no supe manejar bien la situación. La verdad es que me equivoqué bastante, y esa persona dejó de hablarme.

Un Nuevo Rol

Para este ejercicio, decidí asumir el rol de un observador externo. Mi actitud sería más condescendiente y trataría de entender ambos puntos de vista con empatía.

Antes de comenzar, preparé el ambiente. Pensé en poner una música suave de fondo para relajarme, pero decliné la idea. Prefiero los sonidos de las aves; me encantan sus cantos. Me senté en una silla cómoda, cerré los ojos y respiré profundamente varias veces para centrarme.

Comencé imaginando la discusión desde el punto de vista de mi familiar y luego desde mi propio punto de vista tan agresivo. Mientras el observador, es decir, yo, en esta obra, intentaba comprender el porqué del problema. Fue así como di con una solución sin necesidad de discutir.

Al finalizar, me tomé unos minutos para relajarme y reflexionar sobre el ejercicio. Me di cuenta de que cambiar el rol y la actitud me ayudó a ver la situación desde una perspectiva diferente. Me sentí más ligera y menos resentida. Este ejercicio me permitió liberar algunas emociones atrapadas y me dio una mayor comprensión de lo sucedido.

Entiendo que en ese momento ambos estábamos bajo mucha presión. Mi intención no era herirlo, pero como me sentí atacada, reaccioné aún con más ataques. Mis palabras fueron demasiado duras. Si pudiera regresar en el tiempo, me gustaría ser más calmada y escuchar más antes de reaccionar.

Este monólogo interior me ha enseñado que a veces, simplemente cambiar la forma en que abordamos nuestros pensamientos y recuerdos puede tener un impacto significativo en cómo nos sentimos. Me doy cuenta de que he estado diciéndome a menudo que podría haber manejado mejor esa situación, y este ejercicio me ayudó a encontrar una forma de redención personal.

Yo ya había creado en mi cabeza una obra de teatro sobre mi vida o, mejor dicho, sobre mis acciones hacia los demás. Después de tantas discusiones en mi vida, este año empecé a cambiar mi enfoque. Por supuesto, por desgracia, no siempre se puede llegar a un consenso con todo el mundo, pero se pueden evitar las discusiones de una forma u otra. Pero es importante dejar claro que no se trata de dejar que los demás se aprovechen de ti, sino de pensar en cómo actuar en diferentes situaciones.

Siempre estoy haciendo monólogos en mi mente, ya que me sirve para crear personajes, y yo los interpreto todos. Adoro escribir historias de misterio que después publicó en otra red social. Además, practicar este tipo de ejercicios regularmente me ha ayudado tambien a entenderme mejor y a mejorar mis relaciones con los demás. Ha sido una herramienta poderosa para el autoconocimiento y el crecimiento personal. Recomiendo a todos intentar algo similar, ya que puede ser una experiencia reveladora y sanadora.