Yo soy el otro yo del otro: Amor y perdón (SPA-ENG)

excuse-me-5079442_640.jpg

image.png

El otro y yo, una relación que debiera ser natural y grata, no siempre es así. Y es una lástima y el foco de muchos de los males de la humanidad: disputas conyugales, familiares, vecinales y hasta causa de guerras genocidas. Es un tema candente para pensar el que propone nuestra @damarysvibra en la última iniciativa de su serie ¿Quién soy yo? Además, se me ocurre una buena idea, el vincularla con el introspectivo y escabroso asunto relacionado con el perdón, cuya sugerente perspectiva nos da @rosahidalgo en su columna en #HolosLotus. Podría afirmar con acierto y en virtud del adagio de matar a dos pájaros con una misma piedra; el zanjar de las inquietudes al respecto. Perdóneme los amantes de los animales, a quienes estoy unido en sentimiento y acción, la expresión: no denoto crueldad, es solo un decir, un juego de palabras, extraídas de las arenas del tiempo.

No hay que ir muy lejos, basta con ver la discordia que se manifiesta, tarde o temprano, en nuestras propias casas. De hecho, la historia está plagada de rencores entre hermanos, incluso, entre padres e hijos. Es tanto así, que la literatura se inspira en buena parte en la cruda realidad del desconocer al otro como hermano y tratarlo como un enemigo. ¿No me creen? A ver qué opinan de las historias bíblicas de Caín y Abel, o de David y Absalón. Y más recientemente, en las modernas guerras masivas por discordia entre los miembros de la realeza y la aristocracia europea emparentada que ocasionó el baño de sangre de millares, por no decir millones, de súbditos y ciudadanos. En definitiva, tenemos un grave problema.


couple-4641033_640.jpg

Fuente: Imagen de Tumisu en Pixabay


¿En qué fallamos? Leí en una de las intervenciones el endilgarla al excesivo individualismo (egoísmo) y a la áspera competencia. Deduzco, por aquello, de la lucha natural por los escasos recursos, el control del destino, y en consecuencia, la obtención y el ejercicio del poder sobre los otros (los más débiles). ¡Ah! Lo dicho hasta aquí es digno de una disertación política, pero en el fondo, creo que nos olvidamos lo más importante: hemos prosperado gracias a la solidaridad y la cooperación. Al hecho de que somos partes de familias amalgamadas por el amor, y el deseo, más bien, necesidad, de protegernos los unos a los otros. ¡Qué contradicción, no!

No quiero irme por las ramas, mejor dicho, en lo etéreo. Ni quiero ser simplista y taxativo con la osadía de prescribir una solución a la discordia: la madre de todos los males. Pienso que volvernos ermitaños y herméticos en un ostracismo autoimpuesto en lo material y lo virtual. ¡No! Lo veo sumamente imposible. Va en contra de nuestra naturaleza gregaria. Al contrario, repito como un eco, en el vasto tiempo, lo enseñado por los sabios de elevada majestad espiritual: practicar el amor y el perdón entre vosotros.

¡Ay! ¿Cuán difícil parece ser esto? Queremos cambiar a los demás, y vemos los defectos en los demás. Aquí me valgo del artilugio del espejo psicológico que representa el otro para uno mismo, y al recurso de la empatía como medio para experimentar el amor al prójimo. Lo sencillo no siempre es fácil de alcanzar cuando se ignora. Y es que la dinámica de la sociedad actual, y porque no, la pasada, conspira para tenernos a merced de la carnalidad. Alguna vez, leí o escuché, que es difícil ser digno con el estómago vacío. Claro, difícil no es imposible. Ahora, el asunto de la dignidad puede llevarnos por otros derroteros que por los momentos dejaremos para el futuro. Bástenos con asumir la práctica de la benevolencia que merecemos.

Amar y perdonar, yo soy el otro de otro; galimatías, tal vez. Empero, a mi entender, señalan el camino hacia un mundo mejor. El cambio comienza en uno; las acciones son contagiosas.


tic-tac-toe-1777859_640.jpg

Fuente: Imagen de NoName_13 en Pixabay

image.png

Un breve ensayo original de @janaveda

Imagen de portada de Alexa en Pixabay


¡Cansado! ¿Ya no te satisfacen las redes sociales tradicionales?

Entonces, te invito a conocer Hive presionando aquí.

Únete a nuestra comunidad global, en donde la libertad sin censura en nuestro norte.

image.png


excuse-me-5079442_640.jpg

image.png

I am the other self of the other: Love and forgiveness

The other and I, a relationship that should be natural and pleasant, is not always so. It is a shame and the focus of many of the ills of humanity: marital disputes, family, neighborhood, and even the cause of genocidal wars. It is a hot topic to think about the one proposed by our @damarysvibra in the latest initiative of her series Who am I? Moreover, it is a good idea, to link it with the introspective and lurid issue related to forgiveness, whose suggestive perspective gives us @rosahidalgo in her column in #HolosLotus. I could rightly state and by the adage of killing two birds with one stone; the settling of concerns in this regard. Forgive me animal lovers, to whom I am united in feeling and action, the expression: I do not denote cruelty, it is just a saying, a play on words, extracted from the sands of time.

We don't have to go very far, it is enough to see the discord that manifests itself, sooner or later, in our own homes. History is full of grudges between siblings, even between parents and children. So much so, that literature is largely inspired by the harsh reality of not knowing the other as a brother and treating him as an enemy. Don't you believe me? Let's see what you think of the biblical stories of Cain and Abel, or David and Absalom. And more recently, in the modern mass wars of discord between members of European royalty and related aristocracy that resulted in the bloodbath of thousands, if not millions, of subjects and citizens. In short, we have a serious problem.


couple-4641033_640.jpg

Source: Image by Tumisu on Pixabay


Where did we fail? I read in one of the interventions that it was blamed on excessive individualism (selfishness) and harsh competition. I deduce, therefore, from the natural struggle for scarce resources, the control of destiny, and consequently, the obtaining and exercising of power over others (the weakest). Ah! What has been said up to this point is worthy of a political dissertation, but deep down, I think we are forgetting the most important thing: we have prospered thanks to solidarity and cooperation. The fact that we are part of families amalgamated by love, and the desire, or rather the need, to protect one another. What a contradiction, no!

I do not want to beat around the bush, or rather, in the ethereal. Nor do I want to be simplistic and taxing by daring to prescribe a solution to discord: the mother of all evils. I think that becoming a hermit and hermeticist is a self-imposed ostracism in the material and the virtual. No! I see it as extremely impossible. It goes against our gregarious nature. On the contrary, I repeat like an echo, in the vastness of time, what has been taught by the sages of lofty spiritual majesty: practice love and forgiveness among yourselves.

Alas, how difficult does this seem to be? We want to change others, and we see the faults in others. Here I make use of the device of the psychological mirror that represents the other for oneself, and the resource of empathy as a means to experience the love of others. The simple is not always easy to achieve when it is ignored. The dynamics of today's society, and why not the past, conspire to keep us at the mercy of carnality. I once read or heard that it is difficult to be dignified on an empty stomach. Of course, difficult is not impossible. Now, the issue of dignity may lead us to other paths that for the moment we will leave for the future. It is enough for us to assume the practice of the benevolence we deserve.

To love and to forgive, I am the other of another; gibberish, perhaps. But to my mind, they point the way to a better world. Change starts with you; actions are contagious.


tic-tac-toe-1777859_640.jpg

Source: Image by NoName_13 on Pixabay

image.png

A brief essay by @janaveda in Spanish and translated to English with www.deepl.com (free version)

Cover image by Alexa on Pixabay


Tired...! Are you no longer satisfied with traditional social networks?

Then I invite you to get to know Hive by clicking here.

Join our global community, where uncensored freedom is our north.

image.png



0
0
0.000
10 comments
avatar

Una buena idea la de unir estas dos temáticas porque surgió una agradable publicación.

Parece mentira que con lo cercano que son los hermanos y puedan surgir tantas desavenencias. Aunque desde tiempos remotos han existido los problemas, no es sano asumirlo como norma.

En ese entendernos, que somos el otro para muchos, cercanos o no y que ser mejor persona puede aliviar muchas cargas, podemos llevar una vida más armoniosa.

Saludos cordiales.

0
0
0.000
avatar

Sí, entendernos sin prejuicios, ayudaría muchísimo a la sana convivencia. ¿Y, por qué no? A erradicar, o al menos mitigar, los rencores que nos dividen por banalidades e intrascendentes que nos aparta de lo esencial: una familia unida en amor.

Gracias por tan acertado aporte, mi estimada @charjaim. Que tengas un diciembre excepcional, lleno de felicidad y cosas buenas.

0
0
0.000
avatar

Qué interesante giro le diste a estos temas al relacionarlos. Es genial poder reconocernos como el otro del otro, es cierto, a veces no hay que hacer tanto el foco en uno, sino en el otro para poder llegar a entendernos y a lo que nos rodea.
Un gusto leerte, saludos.

0
0
0.000
avatar

Por lo general, uno ve lo malo en el otro, y este lo ve en ti. ¡Qué ironía! Ahora, imagina en cambio, ver el bien en el otro, y este en ti. Quizás, el mundo sería mejor si actuamos en consecuencia. Además, ponerse los zapatos del otro, es más fácil que exigir que se nos entienda. Al final, son actos de amor, incluso, el perdón.

Qué tengas una hermosa época decembrina.

Saludos.

0
0
0.000
avatar

La propuesta me parece excelente en la teoría, mi estimado @janaveda. Digo teoría, por lo siguiente, partiendo de que el cambio comienza por nosotros mismos, la llamada al aislamiento es grande. Estoy de acuerdo que es contra-natura, y también dolorosa. Aunque, por momentos, puede el mal menor.

Un abrazo muy grande.

0
0
0.000
avatar

¿En teoría? Claro, como se sabe: del dicho al hecho, hay mucho trecho. Y el camino es difícil: la historia lo ha demostrado. Coincido contigo en que por los momentos esto puede ser un mal menor.

Saludos, mi amigo.

0
0
0.000
avatar

En eso estoy, que por momentos parezco una ameba, a ratos contraído y en otras ocasiones en expansión. No es fácil.

Un abrazo muy grande.

0
0
0.000
avatar

Saludos, mi Amigo @janaveda.

Hoy disiento. Y aunque es seguro que no he perdonado las setenta veces siete, me he puesto en el lugar del otro, o al menos lo he intentado. Pedido perdón por lo que era mi culpa y por lo que puede que no lo fuera y creo que me equivoque al juzgar al otro.
Diferentes respuestas me han llevado a considerar que lo mejor es poner distancia. Alguien me respondió una vez; que te perdone Dios, yo no. Y a quienes perdone sin que lo pidieran, me miraron con desprecio o se pensaron que era ocasión de volver a perjudicarme. Hermanos y supuestos amigos capaces de traicionar la confianza, robar y causar mal sin medir consecuencias, no sé cómo tratar con eso. Vecinos descarados, capaces de robarte, como me sucedió y negándolo con olímpico descaro, me saludan con el hermano en la boca.
Se salvan porque aunque los considere culpables, prefiero no dictar sentencia y menos convertirme en verdugo. Seguramente soy culpable de lo que a mí no me parece tan grave, pero a otro sí.
Quién sabe si cuando callo, esté pecando de hipócrita y no de prudente.

Igual, los culpables pueden dormir tranquilos, sabiendo que maldiciones de burro no llegan al cielo.

0
0
0.000
avatar

Comprendo, mi amigo. El perdonar no significa exculpar, y no tomar distancia. La prudencia te asiste en lo que me expones. El punto en que insisto, es el manejo que uno le da para uno mismo. De lo demás, ellos están en mano de Dios.

Saludos, Félix.

0
0
0.000
avatar

Le doy gracias por no ponerlos en las mías.

Saludos, Javier.

0
0
0.000