Sí, una lista de deseos, metas y objetivos; si bien, ayuda a visualizar o proyectar el estado de nuestro ideal del yo futuro. No es suficiente, sin el compromiso y la voluntad para lograrlo. ¡Cuántas listas incumplidas! Solo meros ejercicios intelectuales, que, en el mejor de los casos, quedaron a medio cumplir. Quizás por pecar de ambiciosas y poco realistas.

Así que, en esta oportunidad, juzgo muy acertada la recomendación de plantearnos establecer la lista de deseos en las cuatro dimensiones: física, mental, emocional y espiritual. Incluso, ¿por qué, no? Una meta u objetivo, podría abarcar más de una dimensión. Por ejemplo, consideremos, una meta en la dimensión física: Caminar al menos 45 minutos todos los días. Además de contribuir a mejorar el estado físico y la salud, de seguro, también contribuye en reducir el estrés y estabilizar las emociones. Se sabe que el ejercicio físico regular y suficiente aclara la mente. Ves, una actividad abarca más de una dimensión.

Bueno, esta es una de las primeras actividades que estableceré en mi proyecto personal. Así como el leer (como mínimo 30 minutos al día) buena literatura, a manera de gimnasia mental. Claro, lo de buena literatura, es algo muy subjetivo. En todo caso, leeré lo más diverso posible, con el dedo encima del botón de expulsión. Puesto que, si no me gustara por alguna razón, me eyectaré sin titubear. ¿Por qué he de seguir leyéndolo? ¿Quién tiene todo el tiempo del mundo? Empero, si controlo mi atención. Ya he seleccionado varios libros (unos cincuenta) para tal fin. No se trata de una competencia en contra de mí mismo. Solo de vivir y sentir a través de lo escrito por otros sin renunciar a la mía. Es decir, enriquecer mi propia experiencia.

En cuanto a lo emocional, me cuesta separarlo de lo espiritual. Aquí, la meta u objetivo para el año que viene es más etérea. Pienso, en los filósofos, en los grandes hombres y mujeres del pasado. Quizás, propiciaré actividades que me reconecten con la naturaleza y con los demás. Abandonar un poco el caparazón para abrirme al universo en los detalles. Intentaré restaurar lo dañado en mí. Evitar la susceptibilidad y dejar que el amor se apodere de mí y emane en cada uno de mis actos. ¡Vaya! ¿Cómo medir lo intangible? ¡Difícil, no! Pero alcanzable en pos del ideal.

Ya ven, aparentemente, tengo pocos deseos, metas y objetivos para el 2025. Tal vez sea, por la sabia sentencia popular: el que mucho abarca, poco aprieta. Entonces, apretemos fuerte lo importante en procura de una vida frugal, minimalista y feliz. Por lo tanto, aspiro a que mi yo proyectado encaje con ser más feliz, agradecido y conforme con la vida.

Hoy celebraré, junto a mi familia, la existencia con sencillez y alegría en la intimidad de nuestro hogar. Les deseo una excelente Nochevieja y un próspero año 2025, en dónde el yo futuro, se manifieste en esplendor y felicidad.