¿Mi yo navideño? Caramba…, ¿un yo en evolución? (SPA-ENG)

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Como cualquier criado bajo las influencias de las tradiciones cristianas, tengo un sabor agridulce que aún me domina. Bueno, discúlpeme si los incluyo. A veces me pregunto si se conoce de dónde vienen los fundamentos que definen los paradigmas con que entendemos al mundo.

Hoy estamos a un día, más o menos, de la celebración de la Navidad, un crisol de variopintas creencias que asumimos como buenas para evocar la fraternidad y la buena voluntad entre nosotros. Sí, esta es la sensación predominante, llena de colores y canciones en torno a eventos acaecidos en el medio oriente hace más de 2.000 años. Incluso, no hay certeza de que haya sucedido en un día como mañana, 24 de diciembre. Saben, también resulta curioso de que ni siquiera el nombre del mes corresponda al cierre de un año de doce meses. Se intuye algo encubierto, o una gran mentira matizada por el tiempo y los intereses suavizados para determinar con base en la emoción nuestro comportamiento.

¡Vaya, que sí tengo sentimientos encontrados en esta época del año!

Claro, no tienes que estar de acuerdo conmigo. Tal vez, yo sea una versión tropical del famoso personaje creado por el doctor Seuss, una especie de Grinch. Ja, ja, ja.

Hace ya un buen tiempo, por no decir años, en que discutí con mi madre sobre la naturaleza y finalidad de la Navidad, y recuerdo que ella me dijo: «… hijo, uno no puede ir en contra de las tradiciones del mundo». Ahora, reconozco que ella tenía algo de razón. Permítame explicarme, por favor.

Se supone que la Navidad es una celebración conmemorativa del advenimiento del salvador del mundo. Un motivo de esperanza y de alegría por un mejor porvenir. Pero en la práctica parece que los pensamientos, sentimientos y las acciones se quedan flotando en la superficie y en el disfrute de una fiesta sin sentido profundo, lleno de apariencia. Los niños esperan los juguetes de Santa, de los Reyes Magos o del Niño Jesús; los adultos encuentran la excusa perfecta para estrenar ropas y zapatos, comer y beber en compañías de familiares y amigos, deseando prosperidad y felicidad para el año nuevo que supuestamente entra. No negaré que en oportunidades se dan reconciliaciones temporales, pero que al largo plazo se vuelven a resquebrajar.

¿Podrías decir que yo no albergo un gran espíritu navideño, y hasta ser muy pesimista? No te quitaré la razón. Aunque, debo admitir que he disfrutado de espléndidas Navidades, como también, sufrí algunas muy nefastas y dolorosas, dándole vida propia a la famosa canción de Billo, cuyo estribillo afirma que en las Navidades unos van cantando y otros van llorando. En tal sentido, con el pasar de los años me he vuelto cada vez más pragmático. Así que, sin menoscabo en la razón de una Navidad con base en una mentira, ahora entiendo de qué cada quien debe encontrarle el justo sentido a tal celebración.

Hasta dónde he investigado, Jesús de Nazaret no nació en pleno invierno. Hay pistas en los evangelios para afirmar que él nació con alta probabilidad durante las fiestas de los tabernáculos, la cual se celebra entre los meses de septiembre y octubre. Otros dicen que su nacimiento fue en primavera. En todo caso, en diciembre creo que no.

Me dirás como mi madre, «tienes razón, la fecha fue en acomodo de la iglesia temprana para ganar adeptos a la salvación, lo que importa es que la gente se congregue para disfrutar de un tiempo de unión y paz». Estoy de acuerdo en eso, pero lamento que la mayoría se quede allí, centrada en sí misma y olvide al prójimo después de terminadas las fiestas.

Quizás la verdadera Navidad sea una invitación a dejar entrar en nuestro interior el amor hacia los demás. A dejar de lado, las afrentas y a perdonar con sinceridad. A dejar de dañarnos el uno a los otros. Suena idílico, utópico, no. Bueno, estoy muy seguro de que ese es el espíritu que infunda al gran olvidado en estas fiestas, más allá de los simbolismos sincréticos que proliferan en el exterior dando dominio al materialismo extremo.

Así que, mi yo navideño ha experimentado un gran cambio con el pasar de los años, y aún sigue el sendero inacabado. ¿Dónde terminará? Espero que, en un sitio, y era mejor, que trascienda lo deslumbrante e ilusorio, donde sea feliz con todos.

No me queda más que desearles que disfruten de unas felices celebraciones en cualquier lugar y circunstancia que atraviesen. Celebren la vida, recuerden a los ausentes, y, sobre todo, busquen el amor de Dios.

Feliz Navidad.

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Un breve ensayo original de @janaveda

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay


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Christmas me? Gee..., an evolving me?

Like anyone raised under the influences of Christian traditions, I have a bittersweet taste that still dominates me. Well, excuse me if I include them. Sometimes I wonder if it is known where the fundamentals that define the paradigms by which we understand the world come from.

Today we are a day or so away from the celebration of Christmas, a melting pot of motley beliefs that we assume as good to evoke fraternity and goodwill among us. Yes, this is the prevailing feeling, full of colors and songs about events that took place in the Middle East more than 2,000 years ago. Even there is no certainty that it happened on a day like tomorrow, December 24. You know, it is also curious that not even the name of the month corresponds to the closing of a twelve-month year. One senses something covert, or a big lie nuanced by time and interests softened to determine our behavior based on emotion.

Boy, do I have mixed feelings this time of year!

Of course, you don't have to agree with me. Perhaps, I am a tropical version of the famous character created by Dr. Seuss, a sort of Grinch. Ha ha ha ha.

A long time ago, if not years ago, I had a discussion with my mother about the nature and purpose of Christmas, and I remember her saying to me: “... son, you can't go against the traditions of the world”. Now, I recognize that she was somewhat right. Let me explain, please.

Christmas is supposed to be a celebration commemorating the advent of the savior of the world. A reason to hope and rejoice for a better future. But in practice, it seems that thoughts, feelings, and actions are left floating on the surface and in the enjoyment of a holiday without deep meaning, full of appearance. Children wait for toys from Santa, the Three Wise Men, or Baby Jesus; adults find the perfect excuse to wear new clothes and shoes, eat and drink in the company of family and friends, wishing prosperity and happiness for the new year that is supposedly coming. I will not deny that sometimes there are temporary reconciliations, but that in the long run, they are broken again.

Could you say that I don't harbor a great Christmas spirit, and even be very pessimistic? I won't take that away from you. Although, I must admit that I have enjoyed some splendid Christmases, as well as suffered some very bad and painful ones, giving life to Billo's famous song, whose refrain states that at Christmas time some go singing and others go crying. In this sense, over the years I have become more and more pragmatic. So, without undermining the reason for a Christmas based on a lie, I now understand why everyone should find the right meaning to such a celebration.

As far as I have researched, Jesus of Nazareth was not born in the middle of winter. There are clues in the gospels to affirm that he was born with high probability during the feast of Tabernacles, which is celebrated between September and October. Others say that his birth was in spring. In any case, in December I think not.

You will say to me like my mother, “You are right, the date was in accommodation of the early church to gain adherents to salvation, what matters is that people congregate to enjoy a time of togetherness and peace.” I agree, but I regret that most stay there, focus on themselves, and forget their neighbors after the holidays.

Perhaps the true Christmas is an invitation to let love for others enter into our inner self. To let go of affronts and to forgive with sincerity. To stop hurting each other. Sounds idyllic, utopian, doesn't it? Well, I'm pretty sure the spirit infuses the great forgotten in this holiday season, beyond the syncretic symbolisms that proliferate outside giving dominion to extreme materialism.

So, my Christmas self has changed greatly over the years, and still follows the unfinished path. Where will it end? I hope, somewhere, and it was better, that transcends the dazzling and illusory, where I will be happy with everyone.

It only remains for me to wish you happy celebrations in whatever place and circumstance you go through. Celebrate life, remember the absence, and, above all, seek God's love.

Merry Christmas.

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A brief essay by @janaveda in Spanish and translated to English with www.deepl.com (free version)

Image by Gerd Altmann on Pixabay


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Thousand posts! Wow, it's exciting to have made it this far. Thank you so much for the badge.

Merry Christmas to you.

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You have reached a major milestone. Awesome job!

Merry Christmas to you and your family @janaveda 🎅

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¡Hola! Javier,
Escuche en estos días que los buscadores, estamos condenados a no encontrar, que si queremos encontrar, tenemos que definirnos como encontradores. Imagino que quien lo dice, se apoya en el poder creador de la palabra.
Pasamos por un tiempo en que todo se pone en duda, y como hasta la materia más densa, no es más que espacio vacío donde oscilan los minúsculos electrones. Así que si llegáramos a ser totalmente conscientes de esto, estaríamos atravesando las paredes o el piso, lo que me parece perturbador.

Gracias por la insignia, sobre todo por acordarte de mí. En esta Navidad, me dispongo a celebrar como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Comida suficiente para hoy y mañana, casi que hasta para el 31 y el primero. Siempre la comida fue en casa, la prioridad, pero esta vez me di el lujo de salir a comprar regalitos para los muchachos, sus parejas y algunos amigos. Creo que hacía una década de mi última salida para este tipo de compras.

Lo que más estoy disfrutando es la sensación de paz, la tranquilidad. Y al tiempo pienso en quienes quedaron allá, acostumbrados a vivir con miedo, aunque solo sea el de quedarse sin luz y sin agua. No tener que enterrar basura o cargar con la bombona del gas, tres manzanas de ida y tres de vuelta me parece un milagro.

Me fui por las ramas y ahora es complicado tomar el hilo.
Jesús, El Cristo, el hijo del carpintero o el hijo del Eterno alfarero. No pudo, no existir. Existe, y más que adorarlo o celebrarlo, deberíamos tratar de imitarlo, verlo como un hermano mayor al que imitar y quién sabe, si algún día, el Padre nos considere dignos y nos tienda la mano.
Según lo que entendí de mi lectura de Un Curso De Milagros, el último paso, no lo damos nosotros, lo da el Eterno. Es Él el que nos encuentra.
Quién sabe, si como, Pablo de Tarso, discípulo de Gamaliel, camino de Damasco.

Amigo, celebre hoy y mañana, y continúe el camino, seguro que llegaremos a buen puerto.

Un fuerte abrazo y feliz Navidad (y todo lo demás)

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Hola, Félix

Me alegra mucho leerte aquí. Y mucho más, el saber que pasarás una excelente Navidad (que así sea) junto a los tuyos, liberado de los pesados lastres que sufrías aquí. Ya era hora, mi amigo.

Mis mejores deseos para todos.

Saludos.

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P. D.: Puede que no escriba hasta que mi Laptop resucite (agoniza), pero te estaré leyendo por algún medio.

Salud @janaveda

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Espero que pronto subsanes el problema. Quizás los reyes te traigan una nueva.

Saludos.

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Quizás. De momento ya me trajo un teléfono móvil. No es nuevo, pero me sirve para andar conectado. Lo empecé a usar en LABITCONF, donde no me entere de mucho, en especial por mi ignorancia tecnológica, pero no me perdí y saque algunas fotos para recordar.

Que estos días sean de celebración y disfrutes con quienes amas de salud, paz y se te cumplan los buenos deseos.


[Bit 2 me Welcome to the future]

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¡Qué bueno, mi amigo! Fantástica fotografía en el carro del profesor y amigo de Marty MacFly. Espero saques otras, incluso, mejores en las celebraciones por venir. Amigo, que tus navidades sean especiales, en tu nuevo comienzo, allá por el sur.

Miles de bendiciones para ti y tu familia.

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