La Felicidad: ¿Un Camino o un Destino? (SPA-ENG)

En víspera del séptimo día, quiero unirme, a posteriori, a esta valiosa iniciativa de nuestro amigo @emiliorios en su columna dentro de la comunidad de #HoloLotus para divagar un poco sobre el asunto del propósito de la vida y la felicidad.

Con base en el viaje interior, sé, que habrás reflexionado en esto, en el porqué estamos aquí. Se me ocurre, hoy, que la clave está en afinar la pregunta y la perspectiva. Quizás, encontremos algún otro indicio en lo cotidiano, en la experiencia acumulada con el pasar de los días, semanas y años. Lo que no significa de que quienes tengan más años, hayan encontrado la respuesta definitiva. Es posible que aún les esté esquiva, tal vez esa sea, su naturaleza, pues intuyo que trasciende a lo cognoscible, o mejor dicho, a lo entendible. En tal sentido, tan solo nos queda especular, y en el mejor de los casos, en teorizar.

¡Despreocúpate! No intento, a desandar lo tratado, al menos no consciente, ni aburrirte con filosofar al respecto. De esto, tenemos suficiente con las controversias en donde los existencialistas y hasta los nihilistas argumentan en contra de las corrientes metafísicas y espirituales. Y que nos provocan desconciertos, y cierta angustia existencial ante la posibilidad real de imbuirnos en la nada.

Sabes, todavía recuerdo un evento en la última organización empresarial en donde laboré, una charla dirigida por uno de los de ahora, abundantes, coaching motivacionales. No más al empezar, lanzó la pregunta a la audiencia sobre el tema clave en esta iniciativa: Conoces, ¿cuál es tu propósito en la viva? Yo, le comenté a un colega sentado a mi lado, con aire de gurú, y a media voz, pero efusiva: «obvió, ser feliz». En la actualidad, ya no estoy seguro a increparme sobre si será la felicidad un fin en sí misma.

Otro aspecto en que caigo en cuenta, es en no asumir, como equivalentes, el sentido de la vida con el propósito de la vida. Y si precisamos más, diferenciar entre la connotación personal y lo colectivo. Parece confuso, pero no lo es tanto. A ver, dime, qué significa para ti, el sentido de la vida, y cómo está relacionada con propósito de la vida. Ahora, posesionaste en ti mismo, es decir, qué sentido tiene mi vida, y cuál es mi propósito. Lo ves. El sentido de la vida es ontológico, y el propósito de la vida es teleológico. Disculpa, el tecnicismo. Sé que me entiendes, pero por si acaso, te lo traduzco: el porqué yo estoy aquí y ahora (el sentido de mi vida) y para qué (el propósito de mi vida).

Sí, me centro en la felicidad, podría afirmar: estoy aquí y ahora para hallar la felicidad. ¡Creo que se me están cruzando los cables! Ja, ja, ja. Con bastante Probabilidad, esto que afirmo sea un completo dislate, o la consecuencia de cierto tipo de dislexia en el orden de las ideas. No me hagas caso. Recuerda… estoy divagando, no construyendo un discurso sesudo.

En todo caso, creo que en el fondo persigo la congruencia de la duda al respecto. Ahora pienso que la felicidad es más, una consecuencia del hecho de vivir a través de la actitud adecuada. Tan solo que, para muchos, me incluyo, se nos presenta velado. Quizás, el mito de Sísifo cobre relevancia al respecto. Y la verdadera tarea y goce sea quitar el velo. Piénsatelo un momento, ¿qué sentido tiene el ser feliz antes de nacer, o después de morir? Espero no darles un cuestionable mensaje. No se trata de: comamos y bebamos que mañana moriremos. En lo personal, yo creo, en que hay más de lo que captamos con los sentidos. En que somos más que pura materia organizada, por un ente superior o producto de un increíble azar, tal como lo indican las ideas, para darte un ejemplo fácil de seguir. Así que, por qué angustiarse con la finalidad de la vida, la existencia. Aquí estamos, solo permitámonos apreciar cada momento de la experiencia, y decidamos el extremo que más nos convenga: amor-odio, placer-dolor; tal vez así, escaparemos a la condena de Sísifo, de arrostrar con la pesada piedra día tras días en la que puede tonarse la maravillosa vida.