Un día de playa | A day at the beach
Mis recuerdos más nítidos sobre el mar los tengo desde los ocho o nueve años, antes de ese tiempo es probable que mis padres me hubiesen llevado algún día a la playa, pero fue a esa edad, a punto de iniciar la adolescencia, cuando mi abuela paterna se mudó a la Guaira y nuestras visitas al mar se hicieron cotidianas.
Por aquel entonces fijé en mi memoria una imagen que me ha acompañado a lo largo de los años, que siempre me ha resultado grata, relajante y tranquilizadora, la de un mar azul intenso salpicado por pequeñas hebras blancas.
He tenido la suerte de recorrer todo el país y siempre que voy a las costas busco con la mirada ese mar azul intenso de mis recuerdos; muy pocas veces lo he visto, sí he conseguido muchos matices turquesas o grisáceos, pero nada como ese azul guaireño; estoy convencido que ese color del mar de la Guaira es único…
El mar siempre ha estado ligado a los buenos momentos de mi vida. De niño era sinónimo de unión familiar, a los míos les encantaba ir a la playa en cambote; guardo recuerdos de viajes en dos y tres carros donde iban mis tíos, mis primas, mi abuela, mis padres y mis hermanos. Eran viajes que parecían pensados para el pleno disfrute de los niños, ya que todos los adultos se encargaban de consentirnos y hacerla pasar bien. Tengo unas primas casi de mi edad con las que siempre hablamos de esas memorables idas a la playa.
Al nacer mis hijos mantuve la costumbre de llevarlos a la playa. En ese entonces ya yo estaba acá en Maracay, y tenía un jeep de mi propiedad. Cuando estaban muy pequeños, menos de dos años, generalmente regresábamos el mismo día, pero cuando ya eran grandecitos entonces acampábamos a la orilla del mar.
Cada viernes al yo llegar del trabajo mi esposa tenía todo preparado, subíamos las cosas al jeep y partíamos hacia Cata, tratando de llegar antes del final de la tarde para ver el atardecer. Una de las cosas que más disfruto es ver la caída del sol en la playa.
De ese tiempo guardo hermosos recuerdos: los niños correteando libremente por la arena, descubriendo el mundo en cada pequeña piedra, en cada concha marina, manifestando su asombro por todo aquel ambiente maravilloso, riendo francamente por cada detalle. Son lindos recuerdos que ocasionalmente regresan a mi memoria para alegrarme la vida.
Todos mis cuatro hijos crecieron visitando el mar, y ahora que son adultos le siguen teniendo gran cariño. Los mayores llevan a sus niñas con frecuencia a la playa, y comparten con ellas actividades medio extremas como correr olas en tablas o hacer surfing. En ese sentido han sido mucho más osados que yo, pero las niñas disfrutan haciendo esas cosas con sus padres.
En esta etapa de la vida sigo disfrutando plenamente del ambiente marino. Claro, le tengo mucho más respeto al mar; estoy consciente de mis límites, sé que no tengo la misma resistencia para el nado así que no invento, trato de buscar aquellas partes de la playa que sean más tranquilas. También disfruto mucho el caminar por la arena, y mirar…Puedo pasar horas mirando la arena, el reventar de las olas, la línea del horizonte, la vegetación, todo lo cercano al mar es capaz de cautivar mi atención.
Tengo la gran suerte de que a mi esposa también le gusta mucho el mar. Uno de los grandes paseos que tratamos de hacer es ir a la playa. Y como a ella también le gusta mirar la caída del sol, buscamos de quedarnos aunque sea una noche.
En general me gustan los paseos por los sitios naturales, allí los cambios son menos notables que en la ciudad y mi memoria se siente más cómoda.
Cada vez que voy a Cata o Choroní siento que llego a un sitio conocido, mis referencias visuales siguen siendo las mismas, el río no cambia de lugar, la zona de la playa es casi la misma, se mantiene bastante la misma vegetación. Allí el tiempo transcurre muy lentamente, no como en la ciudad donde los cambios pueden ser muy drásticos y las referencias se pueden perder de un día a otro.
Como siempre he disfrutado haciendo la publicación. Agradezco a la amiga @charjaim por dejarnos la invitación en su excelente columna “Esta vida nuestra”. Para darle continuidad a la iniciativa invito a la amiga @mafalda2018 y al amigo @cetb2008.
Gracias por tu tiempo.
My clearest memories of the sea date back to the age of eight or nine, before that time my parents had probably taken me to the beach one day, but it was at that age, when I was about to become a teenager, that my paternal grandmother moved to La Guaira and our visits to the sea became a daily occurrence.
At that time I fixed in my memory an image that has accompanied me throughout the years, which has always been pleasant, relaxing and soothing, that of a deep blue sea dotted with small white strands.
I have been lucky enough to travel all over the country and whenever I go to the coasts I always look for that intense blue sea of my memories; very few times I have seen it, I have seen many turquoise or grayish shades, but nothing like that Guairean blue; I am convinced that this color of the sea of La Guaira is unique...
The sea has always been linked to the good moments of my life. As a child it was synonymous with family togetherness, my family loved to go to the beach on a boat; I keep memories of trips in two and three cars where my uncles, my cousins, my grandmother, my parents and my brothers went. They were trips that seemed to be designed for the full enjoyment of the children, since all the adults were in charge of spoiling us and making us have a good time. I have cousins almost my age with whom we always talked about those memorable trips to the beach.
When my children were born I kept the habit of taking them to the beach. At that time I was already here in Maracay, and I had a jeep of my own. When they were very young, less than two years old, we usually went back the same day, but when they were big enough we camped at the seashore.
Every Friday when I got home from work my wife would have everything ready, we would load up the jeep and leave for Cata, trying to get there before the end of the afternoon to watch the sunset. One of the things I enjoy most is watching the sunset on the beach.
I have beautiful memories of that time: the children running freely on the sand, discovering the world in every little stone, in every seashell, expressing their amazement for all that wonderful environment, laughing frankly at every detail. These are beautiful memories that occasionally come back to my memory to brighten up my life.
All four of my children grew up visiting the sea, and now that they are adults they are still very fond of it. The older ones often take their girls to the beach, and share with them half extreme activities such as running in the surf. boarding or surfing. In that sense they have been much more daring than me, but the girls enjoy doing those things with their parents.
At this stage of life I still fully enjoy the marine environment. Of course, I have much more respect for the sea; I am aware of my limits, I know I don't have the same endurance for swimming so I don't invent, I try to look for those parts of the beach that are calmer. I also really enjoy walking on the sand, and watching...I can spend hours looking at the sand, the crashing of the waves, the horizon line, the vegetation, everything close to the sea is able to captivate my attention.
I am very fortunate that my wife is also very fond of the sea. One of the great outings we try to do is to go to the beach. And since she also likes to watch the sunset, we try to stay even for one night.
In general I like walks in natural places, there the changes are less noticeable than in the city and my memory feels more comfortable.
Every time I go to Cata or Choroní I feel that I arrive to a known place, my visual references are still the same, the river does not change place, the beach area is almost the same, the vegetation remains pretty much the same. Time passes very slowly there, not like in the city where changes can be very drastic and references can be lost from one day to the next.
As always I enjoyed making the publication. I thank friend @charjaim for leaving us the invitation in her excellent column "Esta vida nuestra". To give continuity to the initiative I invite friend @mafalda2018 and friend @cetb2008.
Thank you for your time.
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Comunidad Be Entrepreneur
Mmmm, la última vez que di un paseo por la playa de Choroní, fue por allá en 1986, son gratos recuerdos que tengo de ese fin de semana. En aquel año, para llegar a la costa de Choroní, una hora era de trayecto en carretera de tierra, hoy sé que se encuentra asfaltada, lo que hace más fácil su acceso.
Esta antigua foto me trajo recuerdos antaños de mi hermano mayor, tiene cierto parecido con usted, mi estimado amigo @irvinc.
Se tarda lo mismo porque la vía tiene muchas curvas, tengo tiempo que no voy para allá. La foto tiene cuarenta años. Que curioso lo del parecido, pero siempre nos parecemos a algunas personas. Muchas gracias por pasar y comentar estimado @amigoponc. Un fuerte abrazo desde Maracay.
Los paseos a disfrutar el mar siguen siendo una de las mejores actividades para conseguir bienestar, sobre todo si se busca esa tranquilidad que da el poder ver el amanecer y atardecer junto con los colores y olores marinos, es lo mejor.
También disfruto ese paseo que se ha vuelto un poco difícil en los últimos tiempos.
Para mí siguen siendo únicas esas idas a la playa. Para nosotros también se ha puesto complicado ir, pero tratamos de hacerlo de vez en cuando. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @charjaim. Un fuerte abrazo.
Yo también guardo tan buenos recuerdos de mis viajes familiares a la playa en cambote cuando era niña. Qué tiempos tan maravillosos.
Nosotros también llevamos a mi hijo a la playa pero éramos el núcleo familiar más reducido, porque parte de la familia ya estaba desperdigada por el mundo para ese entonces
.
La playa da tanta energía positiva, nunca me canso del mar.
A mi familia le encantaban esas excursiones y lo bueno es que siempre había bastantes muchachos. Yo tampoco me canso del mar, si por mí fuera me mudaba cerca de la playa. Muchas gracias por pasar y comentar estimada @coquicoin. Un fuerte abrazo desde Maracay.
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Me encantan estos paseos. Saludos.
En el mar la vida es más hermosa. Estimado. @irvinc, la realidad es un fabuloso film que se mira con abundarte felicidad. La unión familiar es el lazo del amor.
Voy a conocer Choroni y Cata, es mi intención de vida personal.