Bienvenido a otro domingo de vacío. 😊

El tema del día de hoy nos acerca a las paradojas humanas del ser, esa conmoción interna que surge desde nuestra libertad para decidir y nos confronta con las infinitas posibilidades y la nada… La angustia.

Søren Kierkegaard, conocido como el padre de la filosofía existencial, fue un filósofo y teólogo danés que abrió el camino hacia la relación entre la libertad y la angustia. En su libro “El concepto de la angustia” (1884), relata:

“Puede compararse la angustia con el vértigo. Aquel cuyos ojos son inducidos a mirar en una profundidad que abre sus fauces, siente vértigo. Pero, ¿en dónde reside la causa de este? Tanto en sus ojos como en el abismo, pues bastaría no fijar la vista en el abismo. Así es la angustia, el vértigo de la libertad. Surge cuando, al querer el espíritu poner la síntesis, la libertad fija la vista en el abismo de su propia posibilidad y echa mano de la finitud para sostenerse. En este vértigo cae la libertad al suelo.”

La angustia puede ser definida como un sentimiento vital asociado a experiencias de amenaza, un sentimiento de perturbación o intranquilidad. Frankl describe tres tipos de angustia: la angustia psicógena, la somatógena y la noógena u ontológica.

La angustia psicógena, es el temor a las consecuencias de estar angustiado, la angustia somatógena es la producida por trastornos funcionales vegetativos y endocrinos, como por ejemplo, en el hipertiroidismo y la angustia ontológica es la que aparece en el conflicto interno entre el ser y el no ser y se produce cuando el hombre se enfrenta con la perspectiva de realizar alguna de sus potencialidades, ya que tal realización rompe con la seguridad presente e invita a asumir el riesgo del cambio.

La angustia noógena, ontológica o espiritual, se corresponde con el vacío existencial y se relaciona con las limitaciones de la vida cuando el hombre pierde sentido de la misma, en palabras de Kierkegaard, es el vértigo que nos produce nuestra libertad de decidir, cuando miramos fijamente nuestras potencialidades y posibilidades, así como también cuando nos enfrentamos a nuestra finitud humana.

🤔 ¿ES MALO SENTIR ANGUSTIA?

Hasta cierto punto, NO es malo sentir angustia, pues es esta condición humana que nos diferencia de otros seres vivos u objetos y desde nuestra libertad espiritual, la angustia es esa señalización que nos indica que es hora de tomar decisiones. No estamos determinados por nuestro entorno, somos inevitablemente libres y conducirnos con autenticidad por cada crisis existencial puede expandir nuestra consciencia y motivar nuestro crecimiento interior.

Las situaciones límites (sufrimiento, culpa y muerte) son los principales detonantes de la angustia y afrontar cada una de ellas nos incita a tomar una determinada conducta desde nuestra libertad para elegir. Personalmente, apropiarme de cada circunstancia ineludible en mi existencia me ayuda a transitar el camino de la angustia sosteniéndome de mi fe, confianza y amor. No ignoro mi angustia, la observo, la siento, la encamino y me dispongo a escuchar lo que tiene para decirme. Desde mi humanidad, abrazo mis inquietudes, pues una vida feliz no quiere decir una vida libre de angustias, es necesario reconocerles parte de la experiencia de vivir, de un ser auténtico.

• TOMA DECISIONES. Las decisiones que tomes indudablemente te acercarán a ciertos objetivos en detrimento de otras actividades, pues no podemos abarcar todo al mismo tiempo. Es normal sentir el temor a equivocarnos y la angustia del qué será de nuestro futuro, pero divagar en la indecisión solo te quitara el protagonismo de tu propia vida, propiciando vacío y desconexión.
• CONFÍA. Confía en el camino que has elegido, confía en ti y en tus capacidades para afrontar cada situación y aprender lo que corresponda en cada etapa de tu vida.

Así que… ¡da el salto! Aunque sientas vértigo, salta. No es fácil, pero atrévete a transitar tu angustia, acéptala e intégrala como parte de las cualidades que te hacen humano. Somos potencialidades y posibilidades, confía en tus propios caminos.

Finalmente, deseo que llenes de confianza y de fe tus domingos de vacío… 🤍