Saludos estimados amigos de la comunidad @dailyblog, les deseo lo mejor en esta semana esperando que esté llena de bienestar y felicidad para todos.

Quiero compartirles uno de esos días en que nos invaden las preocupaciones, pero que si enfrentamos el problema para darle solución inmediata todo sale mejor.

Desde hace varios días mi esposa se quejaba mucho de un dolor de muelas y quería sacárselas porque no la dejaban dormir. Ella se estaba haciendo un tratamiento con antibióticos para desinflamar y poder ir al odontólogo a extraérselas, pero le daba mucho miedo porque ella tiene las raices muy profundas y solo le tiene confianza a los cirujanos bucales.

De solo recordar experiencias anteriores donde los odontólogos luchaban para lograr extraer la pieza, le maltrataban la boca y una vez le partieron una muela y tuvo que pagar una cirugía para extraer el pedazo, ella sentía terror y no quería someterse a esa tortura nuevamente.

Afortunadamente nos informaron que había un cirujano muy bueno en la clínica Catedel que se especializaba en cordales, así que la convencí para que se preparara y asistiera ese día a sacarse ambas muelas y así descansar del terrible dolor.

Ella siempre ha sido muy nerviosa y sobretodo cuando se trata de odontólogos le entra la locura. En una oportunidad la llevé a repararse una muela con una doctora amiga y le costó trabajo reparársela porque ella le sostenía la mano cuando la doctora intentaba usar el taladro.

Lo cierto es que era necesario extraerle una cordal y otra muela cercana porque ya estaban doliendo y se les había roto la corona.

Finalmente nos levantamos temprano y fuimos a la clínica odontológica. Allí esperamos un buen rato porque habían varios pacientes. Mi esposa estaba asustada y me decía a cada rato que estaba nerviosa porque eso le iba a doler mucho por la profundidad de las raíces de sus cordales.

Yo trataba de cambiarle la conversación admirando los adornos navideños que tenían en toda la clínica. Le tomé fotos posando con el arbolito y con otros adornos, hasta que por fin la llamaron y puso una cara de tragedia como lo pueden apreciar en las fotografías.

Al salir le pregunté como le había ido y me respondió con la cabeza afirmativamente, ya que no podía hablar pues tenía una gasa en la muela. Me mostró el récipe y salimos a comprarle los medicamentos que le indicó el médico: un analgésico y un antibiótico.

Llegamos a casa a eso del mediodía y comencé a prepararle una sopa de verduras licuada porque no podía comer sólido por tres días. Antes de comer botó la gasa y se enjuagó la boca y comenzó a contarme su experiencia.

Me dijo que no había sentido nada porque el médico tenia muy buena mano y que lo iba a recomendar porque si a ella, que es tan floja le fue tan bien, es porque es un buen odontólogo. La verdad es que estaba encantada con el médico y yo feliz de que por fin ella iba a descansar del dolor y ambos íbamos a dormir sin interrupciones.

Esa fue una experiencia con final feliz. Lo mejor es visitar al odontólogo periódicamente para ir solucionando cualquier problema que vaya saliendo evitando esos molestos dolores de muela.

Bendiciones para todos.

Imágenes tomadas con Samsung Galaxy A12
Portada elaborada con Canva
Traductor de texto utilizado: Deepl