Hace muchísimas lunas supe del poder del agradecimiento. Aprendí que al agradecer de corazón era una acción que originaba una reacción que era beneficiosa para todo mi entorno, por no decir el universo. Antes de esas lunas yo expresaba mi agradecimiento cuando llegaba la última noche del año. Eso sucedió hasta que llegó la pregunta: ¿Para qué esperar el último día si podemos agradecer diariamente?

Fue así que a partir de allí comencé a agradecer todos los días al amanecer por estar vivo, por cada bocado, por cada acontecimiento, incluso hasta por cada lección amarga o momento de tristeza, porque ello era un aprendizaje. Esto se hizo un hábito muy difícil de perder.

El año pasado, el 2024, fue un año maravilloso, lleno de sorpresas agradables que me robaron sonrisas. También tuvo sus momentos de susto en donde me recordó que debía ser responsable con mi salud física y mental. Cada circunstancia fue agradecida en su momento. En el último segundo del 2024 pasaron por mi mente esos acontecimientos, provocándome un tsunami de sonrisas. Esos momentos son la base para este 2025 y se han transformado en el trampolín para volar más alto en este año que comienza.

El primero de enero, me levanté cuando el sol asomó su rubia cabellera y como todos los días agradecí por este nuevo año, nuevamente por la vida y por la oportunidad de tener nuevos propósitos, por el deseo de cumplir nuevas metas que las he planeado de forma que sean a corto plazo para que sean cumplidas en su totalidad.

Antes, las metas las escribía en Google Docs o en Google Sheets, de manera que las pudiese leer a diario y desde cualquier dispositivo. Ahora pretendo hacerlas en una pizarra usando la plataforma CANVA. Como la uso a diario y en todos mis dispositivos, será fácil ver mis propósitos y así cumplirlos para después agradecer.

En mis oraciones diarias en las que chateo con mi creador, siempre le doy las gracias por lo que se ha vivido y por lo que nos dará. La sensación que siento en ese momento con HaShem es tan hermosa que mi alma se fortalece e impulsa mis ganas de ser mejor en mis actividades y con los demás. Hoy, aen el día dos del primer mes del 2025, doy gracias por todo lo bueno que viene, por la salud, la familia, los amigos o esos ángeles que se atraviesan en el camino, dejando enseñanzas, ayudando con los desafíos.

Agradecer es un acto que nos une con la divinidad y con nuestro prójimo. Es la energía que le regalamos al universo para que él nos muestre el camino del amor y del éxito.