31 de diciembre de 1989 [Esp | Eng]

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Llegó el 31 de diciembre, día en que finaliza el año, día en que todas las familias se reúnen para celebrar el fin y el comienzo de un ciclo.

Mi padre me ha solicitado que este fin de año, 1989, lo pase con él, ya que tenía muchos años compartiendo con los suegros y es hora de celebrar juntos en familia.

Padre tenía razón y le dije que no faltaría a la reunión. Esto me llevó hablar con la esposita porque ella esperaba como todos los años viajar a la ciudad de residencia de sus padres.

Pues, la chiquilla se ha puesto como un ser diabólico. Creo haberla visto del color de la bestia, con un rojo intenso y una cara que realmente asustaba; se negó rotundamente.
Toda mi vida he sido un hombre de soluciones, me presentas un desafío y lo enfrento de la mejor manera. Pero esta vez la esposita me mostró un rostro que no había visto jamás en los 10 años de conocernos. Habíamos tenido diferencias y las resolvíamos rápidamente, teníamos la costumbre de que no nos iríamos a dormir si apagar esas diferencias.

Pero esta vez nadie dio su brazo a torcer. Le dije que la llevaría a casa de su familia a dos horas de nuestra residencia y de allí iría a casa de mis padres. Esto hizo que la chica se volviera más gusano y conociéndome, no toque más el asunto. Solo le dije que se preparara porque saldríamos de inmediato.

Fueron dos largas horas de viaje en donde nadie hablaba, solo se escuchaba los sonidos que exportaban las emisoras de la radio.

Después de ese extenso silencio entre nosotros, llegamos a la ciudad donde vivían sus padres. Me estacioné enfrente de la puerta del edificio, ella se bajó del vehículo sin despedirse y ha lanzado enérgicamente la puerta del carro. Vaya, no la conocía con esa fuerza. Eso provoco en mí una ira que de alguna forma la contuve, pero el pie derecho, el del acelerador, no me hizo caso y picando cauchos arranque mi carro.

Mi carro era bello, era un Ford Maverick totalmente blanco, con rines de magnesio y caucho Goodrich; le decía el fantasma y todo el mundo tenía que ver con él, siempre lo tenía impecable y su olor era tema de conversación por lo sabroso; le echaba colonia por todos lados.

Eso de que me había tirado la puerta del carro, me disgusto demasiado, el carro no tenía la culpa de que ella estuviera molesta.

Antes de salir de la ciudad donde viven los padres de la esposita, decidí comprarme media botellita de whisky para irme contento de vuelta a casa.

Desde que salí dhasta que llegue a la casa, el ambiente en todos lados se sentía alegre, las sonrisas de las personas estaban por todos lados y parecía que el único con cara amarrada era yo y eso que me estaba echando los sorbos del escocés.

Cuando llegue a mi ciudad de residencia, -serían alrededor de las tres de la tarde-, la media botellita me había abierto la tripa alcohólica y al llegar a casa decidí destapar una de las botellas que tenía, mientras preparaba todo para el viaje a la ciudad donde residían mis padres que se encontraba a una hora de camino.

Echándome los tragos me asomé por el balcón y noté que toda la urbanización estaba sola, no había bulla, música, no se veía a nadie, todo estaba desierto, solo pasaba el vigilante que hacía su ronda.

Decidí comer algo mientras me echaba los tragos, siempre he tenido la costumbre de comer mientras consumo licor. Pero esta vez, el quesito, el jamón, las galletas lo que hicieron fue alborotar el hambre y terminé haciéndome una rica pasta con un bistec hermoso.

Al terminar de comer, entre en un estado somnoliento y fui a parar a la cama; pensé que el descansar unos minutos no me harían mal y me recuperarían para la reunión de la noche.

Pues caí desmayado hasta las 10:37 pm, hora en la que desperté angustiado por lo tarde y porque no había terminado de arreglar las cosas que me tenía que llevar, de paso había que ducharme, afeitarme.

La soledad de la urbanización me asustó y las ganas de irme se multiplicaron, no quería pasar el fin de año con los vigilantes. Agarré una botella de whisky junto con la que ya había destapado y un maletín con muda de ropa para un día.

Yo soy de los que no les gusta conducir de noche, no hay nada mejor que la luz del sol para observar bien el camino, las luces del carro por muy buenas que sean no iluminan bien la vía y no permiten viajar con seguridad.

Para tomar la autopista vía mi destino, era necesario pasar por un peaje para pagar el servicio. Al llegar al mismo y cuando le estoy pagando al operador, me doy cuenta de que todo está muy solo. Siempre que pasaba había varios guardias y operadores, era un peaje muy activo y esa noche estaba totalmente apagado, silencioso. Justo cuando le he pagado al operador, el único guardia nacional me manda a detenerme y me dice que me estacioné a la derecha.

Mis alarmas se encendieron porque llevaba u vaso con escocés entre mis piernas. Como pude lo escondí y lance la botella para el asiento de atrás. La oscuridad fue mi aliada para ese movimiento. Al terminar de hacerlo, salí de carro para revisar las luces porque siempre te paran por la falla de alguna y lo otro era que quería mantener una distancia prudencial del guardia para que no notara que estaba bebiendo.

El guardia se acerca, un hombre con cara de bonachón, con una barriga al estilo sargento García y un peculiar bigote que me recordó a Chaplin. Me da las buenas noches y me dice que no me está deteniendo por alguna infracción. Yo respiré profundo, como entendiendo que no había razón para preocuparme, pero no pude evitar preguntar cuál era la razón para detenerme.

El hombre me pregunta, cosa de mala educación, porque las preguntas se responden, no se devuelven con otra pregunta.

-¿Cuál es su destino?
-Caracas. –Le respondí

Inmediatamente, el guardia me indica que necesita un favor mío y yo le respondo amablemente que cuál seria.

-Necesito que le dé un aventón a un ciudadano que está varado aquí por la falta de transporte público.

Cuando escucho al guardia, volteo para todos lados y no veo a nadie y sin titubeo se lo manifiesto.

-No veo a nadie.

En el momento que termino de expresar la última palabra, aparece un tipo con uno maletín de cuero color marrón, guindando de su hombro derecho.

-Verga, ¿de dónde salió este carrizo? –Fue lo que me pregunté mentalmente. La vaina me dio escalofríos.

El guardia me dice que el hombre lleva más de dos horas en el peaje esperando un trasporte y nadie pasaba. Que el tipo venía del llano y tenía como destino visitar a su familia en Caracas. Que no me preocupara que él lo había interrogado y le parecía que era una persona de fiar, que no me causaría problemas.

A esto el guardia agregó que estábamos en días de paz, de ayudar al prójimo y que el gesto de llevarlo me llenaría de bendiciones.

-Otra pepa más, me salió guardia pastor. –Fue mi pensamiento.

Acepté, tenía que moverme rápido, el tiempo corría y no quería llegar tarde a casa de mis padres. Le di la mano al guardia junto con un feliz año y le dije al llanerito que se montara en el vehículo para emprender el viaje.

Tuve que pelar los ojos a escondidas cuando el guardia me dio su bendición.

Yo no quedé satisfecho con lo que me dijo el guardia, iba manejando con el rabo del ojo derecho mirando al pasajero. Pise el acelerador para deshacerme rápido del tipo.

Para yo entretenerme y para no dejar que el tipo pensara en vainas raras, comencé a preguntar cualquier cantidad de cosas. Eso me mantendría pilas y sabría a quién llevaba.

Resultó ser que su nombre era Ángel, venía del llano (cosa que ya sabía), y su destino era pasar el fin de año con sus familiares, que estaban residenciados en un sector populoso del oeste de Caracas.

Yo me dirigía al este de la ciudad, por lo tanto, le dije que lo dejaría en un sector intermedio para que se le hiciera fácil continuar.

Yo iba incómodo porque me quería echar un trago y no lo podía hacer porque no sabía si el pasajero me echaría paja en el próximo peaje.

En un momento en que yo hice pausa al hablar, el hombre me preguntó por qué iba tan rápido, que tuviera mucho cuidado porque era una noche muy oscura, que podríamos tener un accidente y yo le respondí que tenía toda la razón del mundo, pero que quería llegar antes de la medianoche para pasarla con mi familia y que yo conocía muy bien la carretera, que no se preocupara por el asunto.

El pasajero tenía toda la razón y reduje la velocidad. Ese tipo me transmitió una paz extraña y esto me llevó a confiar.

Cuando pasamos el peaje de Hoyo de la Puerta, el llanerito me preguntó que si estábamos llegando. Yo le respondí que bajaríamos Tazón, tomaríamos la autopista valle-coche y llegaríamos al sitio en que lo dejaría.

Al terminar de yo hablar, el llanerito me dijo unas palabras que hoy en día recuerdo con claridad y que me perturbaron en su momento.

El chico me dijo que a partir de ese día todo en mí cambiaría para mejor, qué las bendiciones del cielo llegarían por cantidades industriales y que me alejaría de las cosas malas. A esto le sumó su agradecimiento por haberle hecho el favor de traerlo a la ciudad.

Dejé al llanerito en un sitio seguro y continúe vía a mi destino, pero con una sensación extraña de que debí haberlo llevado a casa de sus familiares; me quedó esa incomodidad junto con la interrogante de como ese tipo iba a saber mi futuro.

-Como hay gente que habla gamelote para quedar bien. –Pensé.

Llegué a casa de mis padres, estacioné el carro, bajé y antes de entrar en el edificio papá venía corriendo para recibirme. Me dio mucha alegría ver su rostro, me recibió con un fuerte abrazo, con ese amor característico que él siempre me demostraba y con unas palabras que hoy en día también recuerdo y que me llamaron la atención en esa noche.

-Hijo, he querido hablar contigo, hace rato, pero no importa lo podemos hacer, después de todos modos yo sé lo que te pasa, yo sé cómo están las cosas y vamos a disfrutar ahora.

A lo que le respondí que no me pasaba nada, que estaba muy bien y que no había nada que lamentar.

Comenzamos a echarnos tragos, bailamos. Todos en la mesa, le entramos a dientes a la cena de fin de año, nos abrazamos, hablamos por teléfono con lo demás familiares y cuando termino todo ya avanzada la madrugada, nos sentamos juntos a fumarnos unos cigarros guanches que le habían traído de las Islas Canarias. En ese momento me comentó que el día anterior, en la noche del 30 para el 31, soñó que yo pasaba por un mal momento, que el divorcio me llegaría, pero que eso era el detonante para algo maravilloso que me tendría la vida. Me llegaría una oferta laboral extraordinaria y junto con ello una mejor calidad de vida.

Yo medio ebrio le dije a papá que eso solo era un sueño, que todo en mi vida estaba espectacular, que no había nada del por qué preocuparse.

Quienes han consumido con anterioridad mis contenidos sobre mi padre, saben de su don. El viejo no se equivocó, acertó, pero lo más cumbre fue que el Ángel, el llanerito, también acertó.

El mes siguiente, en enero, la esposita y yo firmamos el divorcio y mi vida cambio de una forma tan maravillosa que hoy en día pienso que todo fue una bendición.

¿Paranormal?, no lo sé, pero no es algo común lo que sucedió.

Siempre lo he dicho, no todo lo paranormal es malo o de terror.

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Mi participación para el XI ENCUENTRO PARANORMAL CON TAROT911.

Muy cordialmente invito a @yenmendt, aunque creo que el tiempo ya está muy limitado.

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English

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December 31 is here, the end of the year, a day when all families gather to celebrate the end and the beginning of a new cycle.

My father has asked me to spend this New Year's Eve, 1989, with him, as he has been sharing with the in-laws for many years and it is time to celebrate together as a family.

Father was right and I told him I would not miss the meeting. This led me to talk to the wife because she expected as every year to travel to the city of residence of her parents.

Well, the little girl has become like a diabolical being. I think I saw her the color of the beast, with a deep red and a really scary face; she flatly refused.

All my life I have been a man of solutions, you present me with a challenge and I face it in the best way. But this time the wife showed me a face I had never seen in the 10 years we had known each other. We had differences and we resolved them quickly, we had a habit that we would not going to sleep without putting those differences to rest.

But this time no one gave in. I told her that I would take her to her family's house two hours away from our residence and from there I would go to my parent's house. This made the girl wormier and knowing me, I didn't touch the matter anymore. I just told her to get ready because we would be leaving immediately.

It was a two-hour-long trip where no one spoke, only the sounds of the radio stations were heard.

After that long silence between us, we arrived in the city where her parents lived. I parked in front of the front door of the building, and she got out of the vehicle without saying goodbye and has forcefully thrown the car door. Wow, I didn't know her with that force. That provoked in me an anger that I somehow contained, but the right foot, the accelerator, did not listen to me, and biting the tires I started my car.

My car was beautiful, it was a totally white Ford Maverick, with magnesium rims and Goodrich rubber; I called it the ghost and everyone had to do with it, I always had it impeccable and its smell was a topic of conversation because it so tasty; I used to spray cologne all over it.

That she had thrown the car door at me, I was too upset, it wasn't the car's fault that she was upset.

Before leaving the city where the wife's parents live, I decided to buy half a bottle of whiskey to go home happy.

From the moment I left until I got home, the atmosphere everywhere was cheerful, people were smiling all over the place and it seemed that the only one with a straight face was me, even though I was sipping my scotch.

When I arrived at my city of residence, -it would be around three in the afternoon-, the half bottle had opened my alcoholic belly and when I got home I decided to uncork one of the bottles I had, while I was preparing everything for the trip to the city where my parents lived, which was an hour away.

Pouring my drinks I looked out of the balcony and noticed that the whole urbanization was alone, there was no noise, no music, no one was to be seen, and everything was deserted, only the watchman passing by on his rounds.

I decided to eat something while I had my drinks, I have always had the habit of eating while drinking liquor. But this time, the cheese, the ham, and the crackers made me hungry and I ended up having delicious pasta with a beautiful steak.

When I finished eating, I fell into a drowsy state and went to bed; I thought that a few minutes of rest wouldn't hurt and would help me recover for the evening meeting.

Well, I passed out until 10:37 pm, when I woke up anxious because of the late hour and because I had not finished arranging the things I had to take with me, I had to take a shower and shave.

The loneliness of the urbanization frightened me and the desire to leave multiplied, I did not want to spend the end of the year with the security guards. I grabbed a bottle of whiskey along with the one I had already uncorked and a briefcase with a change of clothes for one day.

I am one of those who do not like to drive at night, there is nothing better than sunlight to observe the road well, the car lights, no matter how good they are, do not illuminate the road well and do not allow safe travel.

To take the highway to my destination, it was necessary to go through a toll booth to pay for the service. When I arrived at the toll booth and when I was paying the operator, I realized that everything was very lonely. Whenever I passed there were always several guards and operators, it was a very active toll and that night it was totally off, silent. Just when I have paid the operator, the only national guard sends me to stop and tells me to park on the right.

My alarms went off because I was carrying a glass of scotch between my legs. As I could I hid it and threw the bottle to the back seat. The darkness was my ally for that move. When I finished, I got out of the car to check the lights because they always stop me for the failure of one of them and the other thing was that I wanted to keep a safe distance from the guard so he would not notice that I was drinking.

The guard approached, a kindly-faced man with a Sergeant Garcia-style belly and a peculiar mustache that reminded me of Chaplin. He bids me good night and tells me that he is not detaining me from any infraction. I took a deep breath as if understanding that there was no reason to worry, but I couldn't help asking what was the reason for stopping me.

The man asks me a question, which is impolite because questions are answered, not returned with another question.

-What is your destination?
-Caracas. -I answered

Immediately, the guard tells me that he needs a favor from me and I politely ask him what it would be.

-I need you to give a ride to a citizen who is stranded here due to the lack of public transportation.

When I hear the guard, I look around and see no one, and without hesitation, I tell him.

-I don't see anyone.

Just as I finish the last word, a man appears with a brown leather briefcase slung over his right shoulder.

-Where did this reed come from? -I asked myself mentally. The pod gave me the creeps.

The guard told me that the man had been at the toll booth for more than two hours waiting for transportation and no one was passing. That the guy was coming from the plains and his destination was to visit his family in Caracas. He told me not to worry, that he had questioned him and thought he was a trustworthy person, and that he would not cause me any problems.

To this, the guard added that we were in days of peace, of helping others and that the gesture of taking him would fill me with blessings.

-Another pod, I've got a shepherd guard. -That was my thought.

I agreed, I had to move fast, time was running out and I didn't want to be late for my parents' house. I shook the guard's hand along with a happy new year and told the llanerito to get in the vehicle to start the trip.

I had to peel my eyes secretly when the guard gave me his blessing.

I was not satisfied with what the guard told me, I was driving with the tail of my right eye looking at the passenger. I stepped on the accelerator to get rid of the guy fast.

To keep myself entertained and to keep the guy from thinking weird thoughts, I started asking any number of questions. That would keep me on my toes and I'd know who I was taking.

It turned out that his name was Angel, he came from the plains (something he already knew), and his destination was to spend New Year's Eve with his relatives, who lived in a populous sector of western Caracas.

I was heading east of the city, so I told him I would drop him off in an intermediate sector to make it easy for him to continue.

I was uncomfortable because I wanted to have a drink and I couldn't do it because I didn't know if the passenger would jerk me off at the next toll booth.

At one point when I paused while talking, the man asked me why I was going so fast, to be very careful because it was a very dark night, that we could have an accident and I replied that he was absolutely right, but that I wanted to arrive before midnight to spend it with my family and that I knew the road very well, not to worry about the matter.

The passenger was absolutely right and I slowed down. This guy transmitted a strange peace to me and this led me to trust him.

When we passed the toll at Hoyo de la Puerta, the "llanerito" asked me if we were arriving. I answered that we would go down Tazón, take the valley-car highway and arrive at the place where I would leave him.

When I finished speaking, the little plainsman said some words that I remember clearly today and that disturbed me at the time.

The boy told me that from that day on everything in me would change for the better, that blessings from heaven would come in industrial quantities and that I would stay away from bad things. To this, he added his gratitude for having done him the favor of bringing him to the city.

I left the llanerito in a safe place and continued on my way to my destination, but with a strange feeling that I should have taken him to his relatives' house; I was left with that discomfort along with the question of how that guy was going to know my future.

-How some people talk gamelote to make themselves look good. -I thought.

I arrived at my parents' house, parked the car, got out, and before entering the building Dad came running to greet me. I was very happy to see his face, he received me with a big hug, with that characteristic love that he always showed me, and with some words that I remember today and that caught my attention that night.

-Son, I've been wanting to talk to you for a while, but it doesn't matter, we can do it, after all, I know what's wrong with you, I know how things are, and let's enjoy it now.

To which I replied that there was nothing wrong with me, that I was fine, and that there was nothing to regret.

We started to have drinks, we danced. We all sat down at the table, we all started to eat our New Year's Eve dinner, we hugged each other, we talked on the phone with the rest of the family and when everything was over, late in the morning, we sat down together to smoke some Guanche cigars that had been brought to him from the Canary Islands. At that moment he told me that the day before, on the night of the 30th to the 31st, he dreamt that I was going through a bad time, that the divorce would come to me, but that this was the trigger for something wonderful that life would have in store for me. I would get an extraordinary job offer and along with it a better quality of life.

I half drunk told dad that it was just a dream, that everything in my life was great, and that there was nothing to worry about.

Those who have previously consumed my content about my father, know of his gift. The old man was not wrong, he was right, but the most important thing was that the Angel, the llanerito, was also right.

The following month, in January, the wife and I signed the divorce and my life changed in such a wonderful way that today I think it was all a blessing.

Paranormal, I don't know, but it's not a common occurrence.

I've always said it, not everything paranormal is bad or scary.

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Mi participación para el XI ENCUENTRO PARANORMAL CON TAROT911.

Very cordially invite @yenmendt, although I think time is already very limited.

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En la carretera de verdad que pasan cosas raras o incomprensibles para uno y bueno como dice Juan Diego Gómez hay que soltar todo lo que ancla así se la mujer jeje

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Bueno que es una manera curiosísima de verlo, nuevos ciclos, nueva vida, con solo cerrar el ciclo de su matrimonio ya el abrió su vida a nuevas oportunidades hermosas, saludos y un abrazo, que bonita historia, llega al punto de hacerla sentir como algo que ocurrió en tu vida, cof cof.

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Hola Jesús (@jesustiano).

Honrado por tu visita y buen comentario.

Una vez escuche de @joalheal que las obras siempre tienen mucho de la vida de sus autores.

Un abrazo.

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Cosas extrañas, nuevas vivencias, divorcios con el pasado y un futuro inusual de todo contiene esta narrativa que te atrapa en un recorrido de viaje junto al autor. Estoy seguro de que nuestros lectores lo disfrutaran. Gracias por compartirlo en Writing Club.

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Gracias buen amigo por tu visita y comentario que siempre son importantes para mí.

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Saludos Germán...
No hay mal que por bien no venga... Viene a mi mente esa conseja de los viejos y en particular de mi abuela, acción - reacción esa es la cosa... Creo en eso de que el aleteo de una mariposa puede causar una tormenta al otro lado del mundo...

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Coincido con lo del "efecto mariposa".
Mil gracias por tu comentario.

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Toda la historia tiene un ambiente tenebroso, estaba preparándome para que en cualquier momento saliera un demonio o una bruja. Retratar así un momento en el que "todo se alinea" y la vida te está mandando mensajes, es interesante, puesto que, generalmente, lo veo desde el drama. Fue entretenido leerte @germanandradeg. Un abrazo!

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Ahora es que vengo a leer tu contenido y si, recuerdo perfecto el don de tu papá y de las suegras paranormales también jajaja! en cuanto al Ángel llanero era para que dejaras la bebedera y pudieras conducir bien... digo yo...

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