El gran demonio del siglo XXI / The great demon of the 21st century
Estamos en la época donde la tecnología reina y las redes sociales son omnipresentes, el siglo 21 ha visto nacer un nuevo tirano, el gran demonio que atemoriza, indispone y sobre todo impone su voluntad, es la dictadura del like. Un sistema insidioso que, bajo la apariencia de un simple gesto de aprobación, ha logrado colonizar nuestras mentes y moldear nuestras emociones.
En la web reasonwhy.es se afirma que:
La evolución de la tecnología nos ha traído a una era de examen continuo en la que esperamos recibir constantemente recomendaciones de los demás. Son los famosos “me gusta” de las redes sociales.
Un tirano que se alimenta de nuestra humana vanidad, convirtiéndonos en esclavos de la aprobación ajena. Cada publicación, cada foto, cada comentario se convierte en una súplica desesperada por un like, un símbolo de validación que según creemos define nuestro valor social, ocasionando un impacto profundo en nuestras vidas. Afectando nuestra autoestima, haciendo que nuestro valor dependa del número de corazones que acumulamos en la pantalla. Generando ansiedad por la constante necesidad de aprobación, convirtiéndonos en seres dependientes de la opinión pública.
En palabras de Marcelo Silva
La cultura del like se asemeja al mito de Narciso. Narciso era un joven hermoso que enamoraba a todes sin distinción de sexo. Pero Narciso los rechazaba. Hasta que le cortó el rostro a la ninfa Eco (condenada por Hera a repetir las últimas palabras de quienes hablaran), ella desolada se recluyó en una cueva y se consumió hasta quedar solamente su voz; Némesis condenó a Narciso a enamorarse de sí mismo, para que sintiera en carne propia el desprecio. Así es que Narciso se termina ahogando, buscando alcanzarse a sí mismo en el reflejo del agua. ¿En qué se asemeja ese mito a esta cultura del like? Cuanta más gente lo amaba a Narciso, él más se amaba a sí mismo, en definitiva era la aceptación del otro lo que lo hacía convencerse de su belleza (y ser engreído). En la cultura del like, estoy recibiendo lo que el otro ve en mí como mi nueva realidad. Si tengo likes profundizo, es decir que manipula mi ser. Los “me gusta” generan una falsa sensación de libertad, tanto en el megusteador como el megusteado. Creo que estoy siendo original y atractivo porque tengo likes, pero en realidad soy dirigido hacia lo que el otro quiere que sea, no validando lo que soy.
Este demonio distorsiona nuestra percepción de la realidad, impulsándonos a crear una imagen falsa de nosotros mismos para obtener likes. Todo esto proque las redes sociales, en su afán por aumentar el engagement, se han convertido en cómplices de esta tiranía. Algoritmos diseñados para mostrarnos contenido que genera likes nos atrapan en una espiral de superficialidad, donde la profundidad y la autenticidad son relegadas a un segundo plano.
Ante él, es fundamental fomentar la crítica en las nuevas generaciones, enseñándoles a discernir entre la realidad y la imagen artificial proyectada en las redes sociales. Debemos educarles para que sean usuarios responsables y críticos, capaces de navegar por el mundo digital sin caer en las trampas de la dictadura del like.
En definitiva, el gran demonio del siglo XXI sufre ante las personas
autenticas y con criterio, aquellas que se alejan de la superficialidad, por ello podemos debemos promoverlo y vivirlo, para que juntos derroquemos esta y construyamos un mundo digital más humano y auténtico.
The great demon of the 21st century
We are in the era where technology reigns and social networks are omnipresent, the 21st century has seen the birth of a new tyrant, the great demon that frightens, unsettles and above all imposes its will, it is the dictatorship of the like. An insidious system that, under the guise of a simple gesture of approval, has managed to colonize our minds and shape our emotions.
The website reasonwhy.es states that:
The evolution of technology has brought us into an era of continuous examination in which we constantly expect to receive recommendations from others. These are the famous "likes" of social networks.
A tyrant that feeds on our human vanity, making us slaves to the approval of others. Every post, every photo, every comment becomes a desperate plea for a like, a symbol of validation that we believe defines our social value, causing a profound impact on our lives. Affecting our self-esteem, making our value depend on the number of hearts we accumulate on the screen. Generating anxiety due to the constant need for approval, turning us into beings dependent on public opinion.
In the words of Marcelo Silva.
The like culture is similar to the myth of Narcissus. Narcissus was a beautiful young man who made everyone fall in love, regardless of sex. But Narcissus rejected them. Until he cut the face of the nymph Echo (condemned by Hera to repeat the last words of those who spoke), she desolate secluded herself in a cave and was consumed until only her voice remained; Nemesis condemned Narcissus to fall in love with himself, so that he would feel in his own flesh the contempt. So Narcissus ends up drowning, seeking to reach himself in the reflection of the water. How is this myth similar to this culture of like? The more people loved Narcissus, the more he loved himself, ultimately it was the acceptance of the other that made him convince himself of his beauty (and be conceited). In the like culture, I am receiving what the other sees in me as my new reality. If I get likes I deepen, i.e. it manipulates my being. The "likes" generate a false sense of freedom, both in the megasitter and the megasubmitted. I think I am being original and attractive because I have likes, but in reality I am directed towards what the other wants me to be, not validating who I am.
This demon distorts our perception of reality, driving us to create a false image of ourselves in order to get likes. All this because social networks, in their eagerness to increase engagement, have become accomplices of this tyranny. Algorithms designed to show us content that generates likes trap us in a spiral of superficiality, where depth and authenticity are relegated to the background.
Faced with this, it is essential to encourage criticism in the new generations, teaching them to discern between reality and the artificial image projected on social networks. We must educate them to be responsible and critical users, capable of navigating the digital world without falling into the traps of the dictatorship of the like.
In short, the great demon of the 21st century suffers in the face of people who are authentic and discerning people, those who move away from superficiality, so we can promote it and live it, so that together we overthrow this and build a more humane and authentic digital world.
CRÉDITOS
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Logos redes sociales
Traductor Deepl
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