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Preámbulo para la historia que sigue a continuación:

De modo que salieron a buscarlos, pero era complicado hallar a un mono en medio de la urbe, con tantos humanos imitando, magistralmente, al emborracharse, a los simios o al guindarse indiscriminadamente de las ramas de la ignorancia. Tampoco era sencillo hallar a una cabra en medio de una multitud de muchachas brinconas, que cargaban más lana en sus cabezas que ideas en sus pensamientos..

☀️ Valentina y el Secreto de la Felicidad

— ¿Este par de locos huirían a la selva o se esconderían en la ciudad? — se preguntó Valentina, la cebra, a quien se le confió la misión de buscar y capturar a Frida y Nietz, mientras mira por la ventana del bus los paisajes que casi había olvidado de tanto estar encerrada en el manicomio. Ella es una cebra muy peculiar, con un gran sentido del humor y una gran habilidad para la improvisación. Siempre se consideró una rebelde con causa, una buscadora de aventuras, y una amante de la libertad, pero debido a su temperamento algo loco, fue llevada al manicomio donde termino convirtiéndose en la encargada de todos los que estaban allí encerrados.

Valentina es reconocida por su gran habilidad para encontrar rápidamente a los que se han escapado del manicomio. Para ella, siempre es una nueva aventura que disfruta cuando de encontrar fugitivos y devolverlos a la seguridad de la institución se trata. Pero en esta ocasión, al tratarse de una pareja y además estar enamorados, su habitual y efectivo desempeño, se verá desafiado.

Al llegar a la ciudad, donde sospecha se encuentran el par de evadidos, le parece que ha llegado a una selva en efervescente ebullición. Mientras camina por las calles, no puede dejar de sentirse aislada de la multitud, que la observa con cierta extrañeza. Decide preguntar a un perro de la calle y le muestra un retrato de Frida y Nietz.

— O si, claro que los he visto. — contesta el perro al mirar la fotografía, — Están definitivamente locos de remate, así que si te encuentras con ellos, ten mucho cuidado. Deberían encerrarlos en el manicomio.

— ¿A dónde crees que se dirigen? — le interrogo Valentina

— Te diré algo amiga rayada, no tengo idea de a donde fueron, pero sí sé esto: ¡Están locos! — contesto el perro abriendo ampliamente los ojos y colocando en su cara una expresión como de asombro. Sin dar tiempo a que la cebra le diga algo más, se da la vuelta y sale corriendo velozmente para perderse entre la multitud,

Valentina, intuyendo que el perro no fue del todo sincero, decide seguir por la ruta que tomo al salir corriendo. Después de caminar varias horas por un sendero que conduce a la playa, se siente maravillada al encontrarse diferentes estatuas muy bien y finamente elaboradas, las cuales encuentra justo hasta donde comienzan a unirse el terreno y la fina arena de la playa. Al abrirse el mar frente a ella, se siente elevada, ya que es la primera vez que tiene la oportunidad de mirarlo tan de cerca, tan grande y majestuoso. Camina hasta que el agua moja sus pies y se detiene justo allí. Se sienta en la arena, la toma en sus manos, observa el inmenso mar y embargada de sentimientos, derrama lágrimas de felicidad.