La Navidad fue una bonita fecha para pasarla junto a nuestros seres queridos, al igual que la gran celebración que hacen en todo el mundo por el nuevo año.

El 31 de diciembre, sentado en el sofá blanco de mi sala con una copa de un buen vino blanco, estaba pensando y contando cada una de las personas que tuvieron que cerrar sus ojos antes de estas fechas. No siento ni una pizca de lástima; aunque no los recuerdo a todos, sé que hubo motivos para que una bala les borrara su existencia.

Solo hay una dulce niña que murió por cuidar a su padre, esto pasó 2 días antes de Navidad. Fui por un encargo a un estado aledaño al mío, no tengo idea de cómo se llamaba el lugar; el GPS me indico cómo llegar.

Cuando llegué al lugar, divisé a mi objetivo a la distancia. Aunque me desplacé con sigilo, mi presencia lo hizo voltear. Imagino que sintió cómo el ángel de la muerte venía a buscarlo. Tenía a su hija en brazos, le dio un beso en la frente, le dijo algo y luego le señaló que fuera a otro lugar alejado. La dejó en el suelo y se encaminó hacia donde yo lo esperaba.

Saqué mi arma y comencé a enroscar el silenciador, cuando a unos cuantos metros de mí, él se arrodilló poniendo sus manos en la cabeza. Justo cuando iba a presionar el gatillo, en una fracción de segundos, ella estaba abrazándolo a él; el gatillo simplemente se accionó y el proyectil la impactó. Por un instante quedé en shock, eso nunca debió pasar. Al recuperar mi compostura, otra bala salió de mi arma, terminando mi encargo.

En el camino, no dejaba de pensar en esa niña inocente que murió por un descuido. Su vestido blanco chorreado de sangre no sale de mi cabeza, junto a la frase "papá, no me dejes sola". Ella era una vida que tenía un gran futuro. Como emisario de la muerte, únicamente erradico la vida; ojalá pudiera devolver ese instante de tiempo.

Ya es un nuevo año, y nuevas vidas llegarán a la lista. Solo debo ser mucho más cauteloso. Olvidar a esa niña inocente costará meses; su voz, su rostro y el vestido manchado del líquido rojo de la vida que brotaba de sus cabellos rubios, serán testigos eternos de mi oscuro oficio.

Christmas was a beautiful date to spend with our loved ones, as well as the great celebration they do all over the world for the new year.

On December 31, sitting on the white sofa in my living room with a glass of good rum, I was thinking and counting each one of the people who had to close their eyes before these dates. I don't feel a shred of pity; although I don't remember them all, I know there were reasons for a bullet to erase their existence.

There is only one sweet little girl who died for taking care of her father, this happened 2 days before Christmas. I went on an errand to a state next to mine, I have no idea what the place was called; the GPS told me how to get there.

When I arrived at the place, I spotted my target in the distance. Although I moved stealthily, my presence made him turn around. I imagine he felt the angel of death coming to look for him. He held his daughter in his arms, kissed her on the forehead, said something to her and then gestured for her to go to another place far away. He put her down and walked to where I was waiting for him.

I pulled out my gun and started to screw on the silencer, when a few feet away from me, he knelt down putting his hands on his head. Just as I was about to pull the trigger, in a fraction of a second, she was hugging him; the trigger simply pulled and the projectile hit her. For an instant I was in shock, that should never have happened. As I regained my composure, another bullet came out of my gun, ending my assignment.

On the way, I kept thinking about that innocent little girl who died because of carelessness. Her white dress dripping with blood does not leave my head, along with the phrase "daddy, don't leave me alone". She was a life that had a great future. As an emissary of death, I only eradicate life; I wish I could bring back that instant of time.

It's already a new year, and new lives will come on the list. I just have to be much more cautious. It will take months to forget that innocent girl; her voice, her face and the dress stained with the red liquid of life that flowed from her blonde hair, will be eternal witnesses of my dark craft.