Sobreviví a mi primera supervisión 🩺💉🌡️😂

Mi día de hoy pareciera sacado de una de esas escenas, de los videitos cómicos, de alguno de esos influencers que se creen graciosos. En la mañana fui al policlínico, con la misión de recoger un pedido de medicamentos en la farmacia. Pedido que previamente hay que pasarlo por las manos de algún cuadro del departamento de enfermería con firma autorizada. Estos tarjetones de medicamentos de mis pacientes, una vez al mes, tengo que sacárselos de la farmacia, pero además aprovecho el viaje para las prenatales de las embarazadas, las soluciones del consultorio.

Precisamente, en este proceso de la firma de mis vales en el departamento de enfermería, fue donde tuve mi primera escena humorística. La supervisora que se encontraba allí cuando me vio puso una cara de terror, como si hubiera visto una aparición demoníaca o algo parecido. ¿Eduardo, pero qué tú haces aquí, muchacho?—preguntó la administrativa, y yo le dije en la función en que estaba. Me contestó que me apurara, que en el policlínico había una visita. Y que iban a supervisar algunos consultorios, estaban rumbo al 91-92 y por supuesto el 87 que es el mío.

Cada vez que suceden estas cosas, las personas se vuelven un manojo de nervios, principalmente los directivos, porque a nadie les gusta salir mal en los controles. Pero como ya no había solución al asunto, y mi bicicleta no tiene motor de propulsión, tranquilamente fui a la farmacia, hice mi gestión para luego salir para mi consultorio. Agregar que la doctora de mi consulta también estaba en el policlínico, en funciones de entregar unas historias de pacientes a los que había que firmarles las dietas. Por tanto, si la visita se decidía por ir primero a mi consultorio, iba a arder Troya; por suerte, fueron primero al 91-92.

Cuando llegué, la doctora estaba aprovechando con la escoba, para darle una pasadita al frente y el pasillo de la unidad que estaba en candelita, resultado de todos estos días que ha estado lloviendo. Fue una de las cositas que fueron tomando notas, la limpieza generalmente es la que más resalta y no tocó la suerte de que el día anterior nos llegara la empleada a limpiar. Mientras tanto, me puse a organizar un poco, preparar las soluciones con sus fechas, además de pasar mucho pañito. Tomé algunas historias de lactantes que recién fueron vacunados para revisarlas, como otro día normal, les fui escribiendo las vigilancias.

A casi media mañana llegó la visita, una compañera y un compañero, ambos médicos. Lejos de todo ese escenario de terror que todos se pintan algunos, todo fluyó de lo más bien. Les fuimos dando a la visita toda la información que teníamos en nuestras manos, en la que no llevamos un control; nos comprometimos en trabajar para mejorar. Es esa es la dinámica que deben tener este tipo de supervisiones, encaminadas más bien a un marco educativo necesario.

Algo necesario para las nuevas generaciones de profesionales de la salud, que se encuentran a pesar de su corta experiencia laboral, desempeñándose lo mejor que pueden. Llevando un programa complejo como el de la Atención Primaria de Salud (APS), a veces hasta con una sobrecarga de trabajo que supera la capacidad. Terminando la supervisión, ánimos de vuelta en su lugar, llegó el clásico momento de la foto con todos los presentes. Fuera de lo normal del revuelo que causa una visita, por otro lado, fue un día bastante tranquilo en el consultorio. Y a mí no se me olvida la cara de terror de la supervisora al verme en el policlínico 🤣.

Las imágenes utilizadas en el post fueron tomadas de la siguiente publicación en la red social X. Muchas gracias por llegarte por el blog y el apoyo al contenido hispanohablante.