Les quiero contar que el otro día tuve la oportunidad de entrenar con mi amigo Moisés, pero la lluvia nos jugó una mala pasada. Estábamos listos para darlo todo, pero de repente cayó un aguacero que nos obligó a cancelar la sesión. ¡Qué decepción! Sin embargo, antes de irnos, aprovechamos para tomar algunas fotos y pasar un buen rato juntos.

La lluvia para un calisténico como yo puede ser toda una señal de advertencia. Muchas veces he tenido que cancelar mis entrenamientos por culpa de las precipitaciones. ¿Y ustedes? ¿Entrenan con lluvia o prefieren resguardarse como yo?

Yo, sinceramente, prefiero evitar salir si sé que va a llover. Siempre he sido propenso a resfriarme y no quiero arriesgarme a poner en peligro mi salud. Supongo que cada atleta tiene sus propias preferencias y límites, ¿verdad?

En fin, quería compartirles esta anécdota y mandarles un saludo muy grande. ¡Que tengan un día lleno de bendiciones y energía positiva! ¡Nos vemos pronto! ¡Hasta la próxima!