Tiempo después, otro amigo me recomendó El adversario y a los pocos días casualmente vi un ejemplar disponible para préstamo en la Biblioteca de Santiago, leí la sinopsis, me interesó y me lo llevé a casa.
Muchos críticos y lectores han comparado este libro con A sangre fría de Truman Capote, principalmente porque ambos cuentan la historia real de un crimen atroz con lo que lo primero que se tiene en claro es que se trata de una obra de no ficción. El adversario no es una novela, los hechos mencionados en el libro realmente ocurrieron: El 09 de enero de 1993 Jean-Claude Romand, un hombre aparentemente normal con un buen trabajo y buena posición económica, mató a su esposa Florence, a sus hijos Antoine y Caroline y a sus padres que vivían a 80 Km de distancia en otra ciudad. Al volver a casa, intentó suicidarse pero sobrevivió a ese intento y fue enjuiciado y condenado a cadena perpetua. Siendo que se trata de un caso de la vida real y de que toda esta información se cuenta en las primeras páginas del libro, no lo considero un spoiler, menos aún porque una vez que se avanza en la lectura uno se da cuenta de que el crimen es la punta de un iceberg: la mayor parte de la historia yace bajo la superficie.

Algunos libros del autor

Poco después de haber leído un artículo en el periódico sobre el caso, Carrère decidió escribir sobre Romand y para ello no sólo hizo una investigación exhaustiva sino que además intercambió cartas con el asesino y asistió al juicio pudiendo oír los testimonios de diferentes personas sobre la vida y el carácter del que a todas luces parecía un hombre ejemplar.

Emmanuel Carrère

Al avanzar en la lectura de El adversario vamos conociendo el pasado de Jean- Claude y vamos descubriendo los pasos, cada vez más arriesgados, que lo llevaron a cometer el múltiple asesinato de su familia, uno de los crímenes más espeluznates que puedan concebirse (si bien toda criminalidad es condenable). Una de las primeras cosas que conocemos es que Jean-Claude no era médico investigador de la Organización Mundial de la Salud como creían su esposa, hijos, padres y vecinos. Y de allí comienza a tirarse del hilo que revela que básicamente toda su vida era una mentira, desde mucho antes de conocer a Florence. Pero entonces, si no trabajaba en esta gran institución, ¿a dónde iba cada día durante el horario de su supuesto trabajo? ¿de dónde sacaba el dinero que le permitió cambiar de status, mudarse con su familia y tener una vida acomodada? y también, ¿cómo se las arregló para que todo el mundo le creyese? ¿por qué nadie tuvo nunca una sospecha? Pero creo que la pregunta capital es: ¿qué puede llevar a una persona a edificar una vida ficticia a tales extremos? y ¿cómo lo consigue?

Porque el tema es que hasta cierto mundo, Jean-Claude se creía esas mentiras. Cuando se ha mentido durante tanto tiempo y a tantas personas se acaba por asumir como realidad esa fantasía que nació, casi sin querer, en un momento de confusión. No es que el crimen cometido no sea importante, por supuesto que lo es, pero creo que la mayor fuerza del libro está en el análisis de esta falsa identidad y de cómo nunca fue descubierta.

Arriba: Florence y Jean-Claude | Abajo: sus hijos

Para Carrère, lo que Romand hizo no fue la obra de un criminal o un loco sino “la de un hombre empujado hasta el fondo por fuerzas que le superan”, pues cuando no pudo mantener más su fachada y comenzó a descuidarse, generando la suspicacia de algunas personas cercanas, su reacción fue silenciar a los suyos, que nada sabían para que nunca lo supieran. Imaginemos el miedo, la vergüenza, no sé, cualquiera sea la emoción tan fuerte que sintió Jean-Claude como para no poder afrontar la situación sentándose frente a Florence, a sus hijos, a sus padres, y confesar la verdad, sino decidiendo que ellos nunca lo supieran y luego intentando quitarse la vida. En alguna parte del libro Carrère se refiera a Romand como “el juguete infortunado de fuerzas demoníacas”. El título del libro hace referencia a la presencia del maligno, de Satanás, pero tal vez el demonio del caso no sea otro que la locura: “La gente no sabe lo que es la locura. Es horrible. Es lo más horrible que hay en el mundo”.

El dibujante de prensa del juicio se refiere a Romand diciendo que “ya no es un hombre” porque lo consideraba algo más allá y al mismo tiempo menos humano. Sin embargo, por paradójico que parezca, el confinamiento definitivo de Jean-Claude vino a producirle un efecto positivo porque a pesar de estar encerrado por el resto de su vida, disfruta de su libertad psicológica. Ya no tiene que mentir. No más. Este caso es trágico, el crimen es espeluznante, la magnitud de la mentira es perturbadora, pero El adversario es un gran libro y fue una gran forma de introducirme a la obra de Emmanuel Carrère, ¿alguno de ustedes ha leído algo de este autor? ¿qué otro libro suyo me recomiendan? Los leo en los comentarios.

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