Apuntes sobre dinámicas internas para la presentación de dos libros.
Cada escritor lleva consigo un mundo interno que ha de nutrir para poder dar vida a su obra. Luego, en la propia obra, se verá reflejado este mundo. Esto es una noción básica dentro de la literatura, sin embargo, ¿hasta qué punto puede llegar ese compromiso? Los libros que tenemos hoy presentes, "Cables de alta tensión" de Onel Pérez Izaguirre y "El Subterráneo" de Juan Edilberto Sosa, demuestran con maestría estas proyecciones.
Onel Pérez llega con textos como "El Tendido Nacional", en donde dice: «Ahora los poetas quieren ser electricistas // para entender las palabras desde otra perspectiva. // No aguantan la tensión del cable extendido sobre sus cabezas. // Patria// una idea concreta que se pierde entre el tumulto.»
El mundo que nos presenta este autor parece reducirse a los límites de la isla, aunque constantemente menciona referentes históricos que han trascendido a la universalidad. En su terruño, Onel observa con detenimiento ese mecanismo que ha decidido llamar Cables de alta tensión. Sorprende que un autor que otrora publicara versos muy sentidos en su cuaderno "Fosa Común" ahora ataque con versos calculados y concisos, en un libro que se divide en "Sala de Cámaras" y "Maquinaria". La sensación de frialdad es otra de las armas de las que se sirve el autor para plasmar ese choque contra una realidad donde «En el interior del engranaje// algo no está bien,// algo preocupa a aquellos que controlan// la operación o el proceso».
En el caso de Juan Edilberto Sosa tenemos una estrategia más enrevesada. A través de sus personajes nos obliga a fijarnos en las problemáticas desde la otra cara de la moneda. En una realidad permeada por el miedo, el machismo y la violencia física, cualquier otro tipo de alteraciones solo sirven para complementar esta toma de posición. Usa la sombra colectiva para generar una clase de distopía a la que el público (que de un momento a otro puede verse involucrado en la obra) podría estar inconscientemente acostumbrado.
El hecho de que la obra pueda ser catalogada como "gore" no es una simple estridencia. Tampoco lo son el empleo de audiovisuales que han sido acotados con precisión a lo largo del libro. Busca hacernos sentir asco a través de la exageración, cuando a la vez nos obliga a reflexionar sobre todo tipo de escenarios posibles.
Ambos autores han sido capaces de gestar una crítica social desde una construcción que escapa de los márgenes de un realismo ingenuo. Abordan con creatividad y destreza esos puntos de inflexión que no cualquiera se atreve a mencionar. Y es esto lo que se necesita, más artistas que propongan cambios, o que nos muestren hacia dónde dirigir la mirada. En esta tarea, agradecer la labor de la Asociación Hermanos Sáiz por hacer posible que este tipo de obras sean publicadas.
Espero que este post haya sido de su agrado. Las fotos utilizadas son de mi propiedad.
¡Hasta la próxima!
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