La invitación de @angelica7, a través de @talentos, en su programa Encuentro de Talentos de esta semana, denominado Arquitectos de Nuestra Felicidad., me ha traído a la mente el poema En Paz, de Amado Nervo, que me gusta mucho, con el cual deseo iniciar mi reflexión para este aspecto de la felicidad.

Cuando podemos vernos como los protagonistas de nuestra propia vida, y en torno a ella, edificar, a nuestro modo, incorporando todo aquello que nos acerque a la felicidad, podemos llamarnos arquitectos, y es que como lo dice el poema, somos nosotros quienes construimos nuestro camino.

Un sendero puede ser más sinuoso, incómodo y empinado, podemos damos cuenta que muchas de las piedras, que van apareciendo, las hicimos aparecer nosotros mismos, aprender a sortearlas, aprender a avanzar es el desafío que nos toca.

Cuando me levanto y salgo del cuarto, al pie de la escalera me recibe Aramís, invariablemente me saca una sonrisa, a veces trae el pelaje limpio; otras mojado, porque no le importa la lluvia, y la mayoría de las veces lleno de cadillos, que voy quitando uno a uno, mientras le acaricio, hasta dejarle su pelaje original. Aramís siente que es el amo, que esta es su casa, y de alguna manera lo es, él no sabe que es gato callejero, y que por amabilidad y gusto le guardamos cada día sus platos de comida. A mí me llena de satisfacción ver la seguridad con la que él se acuesta en una silla a dormir, él sabe que bajo este techo, nadie le hará daño. Cuando lo veo en la calle, desde el balcón y está al otro lado de la acera, noto su miedo, cómo le huye a los niños o a cualquier adulto que se acerque, pero cuando soy yo quien viene llegando a casa, él corre a recibirme y me encanta esa comunicación sin palabras. Él sabe que entrará primero que yo y se acomodará en su lugar de siempre.

Eso para mí son trazos de felicidad, como lo es también, cuando salgo al patio en la mañana, con mi taza de café en la mano, y comienzo a detallar, una a una, mis plantas del jardín: un espacio que llevo tres años haciéndolo y que cada vez me gusta más, Voy multiplicando plantas para regalar a quien necesite, voy acondicionando la tierra para sembrar nuevos hijos o esquejes. Capta mi atención, por mucho tiempo, ver la autonomía de las plantas, que de repente deciden echar flores de otro color, me encanta la libertad de la naturaleza. Escuchar el sonido de los pájaros cuando acuden al árbol de aguacate a cobijarse. Creo que la felicidad solo exige tener los sentidos despiertos y alegrarse por lo que gracias a ellos podemos disfrutar.

Es la opción gratuita que nos da la vida, nadie puede imponernos la felicidad, aunque se contagia, cada uno selecciona esos elementos que le propician un estado del ser lleno de regocijo y relax.

Visitar a mis hijos y nietos varias veces al año y estarme con ellos, escuchar sus historias y verlos en sus actividades es algo que me llena mucho. Una escena feliz es estar acostada rodeada de ellos. Mis nietos se acuestan a mi lado a reír y eso es un regalo inmenso.

Así como el arquitecto diseña en el papel la obra que quiere ver en concreto, de igual manera diseñamos nuestro destino, nuestros pasos por la vida no son indiferentes, cada uno lleva su intención la cual debo tener clara. Forjar mi destino es y será la tarea del día a día, tratar de hacer lo que me corresponda, sin quejas ni lamentaciones, es parte del proceso.

Hay un nivel de amargura marcado en la gente, se percibe en la manera como se desenvuelven en el entorno y cómo escriben en las redes, hay desencanto, a todo le dan un giro político y expresan su infelicidad sin tapujos. Siento que falta mucho de agradecimiento para aprender a ver la vida, hasta ser felices solo con el aire que se respira. No es fácil, pero es la tarea a cumplir.

Gracias por tu amable lectura.

_{Mi contenido es original. No uso ninguna aplicación para escribir, es redacción propia.}

Imágenes de archivo personal.
Collages de imágenes propias hechos en mi teléfono.

Utilizo el traductor de Google

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