Divagaciones 096: "La relectura como autoconocimiento", por bonzopoe
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Tengo 7 archivos de texto en los que voy anotando todo lo que se me ocurre, desde ideas para posts, hasta publicaciones completas en espera de ser compartidas. No recuerdo como es que se volvieron tantos, cuando al principio tenía todo en uno, pero sucedió. Estos son lo que podríamos llamar mis archivos de trabajo, y los reviso constantemente para terminar cosas pendientes o crear más.
En ocasiones, como hoy, los reviso a partir del final, o sea de lo más antiguo a lo más nuevo, y siempre es una experiencia interesante. De repente releo textos que en su momento me parecieron una buena idea, pero que vistos a la distancia claramente no lo fueron, y en contraparte a veces me topo con líneas que en su momento no supe como continuar, y al releerlas dan pie a algo, en ocasiones totalmente distinto a lo que en su momento planeé.
Esta especie de azar inconsciente nunca deja de sorprenderme. Tristemente también suelo toparme con ideas que al leer, no logran alcanzar ese lugar de mi cerebro donde las había guardado en su versión extensa, y ahí se quedan a veces por meses, en espera del milagro de la memoria, un milagro que a veces nunca llega. Al releerlas recuerdo que eran muy buenas, pero no tuve tiempo en ese momento de desarrollarlas, y a veces tengo que aceptar que la erosión del tiempo cobra factura y algunas se pierden por completo.
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Estos archivos son un registro histórico de mis inquietudes, ideas, temores, lecturas, e incluso experiencias cotidianas y no tan cotidianas, y al revisarlos no puedo evitar remontarme a los momentos en que escribí algunos de ellos. Y digo algunos porque para ser honestos, muchas cosas que escribo en el momento, no se quedan grabadas en mi memoria, y no es hasta que las encuentro en estos archivo que recuerdo haberlas escrito, y hay algunas que incluso escapan a ello.
Sin embargo, releer lo escrito en el pasado reciente, ya sin el calor del momento, es un ejercicio que siempre (o casi siempre) me resulta provechoso. Es como un paseo por mi mismo, uno reciente y familiar, pero a la vez extraño y ajeno.
Es como cuando comes algo del día anterior, el sabor original esta ahí, pero no sabe igual, y a veces sabe mejor y otras no tanto. Este recalentado del alma es un excelente filtro, una criba qué separa lo destacado de lo superfluo, pero también tiene sus sorpresas.
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Y así como de repente te encuentras un billete en un pantalón sin saber como llegó ahí, uno a veces se topa con cosas maravillosas qué de tanto no recordarlas pareciera que fueron escritas por alguien más.
Hay gente que relee siempre el mismo libro, o ve cada año la misma película, o cada cierto tiempo va al mismo sitio, esas son sus anclas, sus puntos de referencia, los recordatorios de si mismo, hasta que dejan de serlo y surgen otros.
En mi caso es la re-auto-lectura. Sin proponérmelo mis textos se han vuelto mi diario personal, uno que solo yo entiendo de manera integral como un ente siempre cambiante. Uno que a pesar de mi mismo guarda entre líneas, entre palabras, e incluso entre letras, un registro histórico de mi historia.
Muchas veces leerme de nuevo me ha hecho darme cuenta de cosas, que en su momento pasaron desapercibidas para mí, y me ha permitido mirarme a la distancia, con un poco menos de la subjetividad inevitable de cualquier autoevaluación o auto-juicio, para darme una palmadita en la espalda, o para ponerme un tache.
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Y es que uno puede aprender mucho de si mismo si mira con cuidado su pasado. A veces es como si se nos cayera una venda de los ojos y pudiéramos ver todo con una claridad que antes no teníamos. En ocasiones esto incluso nos permite reconciliarnos con nosotros mismos al descubrir que no lo hicimos tan mal como creíamos, dadas las circunstancias, o darnos cuenta de que lo hicimos mucho mejor de lo esperado.
Releer nuestros sentimientos plasmados en papel, o una simple relatoría de los hechos puede ser catártico a la vez que revelador. Nos permite no olvidar de donde venimos y que nos hizo lo que somos hoy día. Nos ayuda a tener los pies bien firmes en la tierra, y con humildad perseguir la mejora permanente de nuestro ser.
Si algunas vez tienes el tiempo te invito a releer algunos de tus primeros textos en Hive, verás que aparte de ver lo mucho que has mejorado como escritor y creador de contenido, mirarás por un ventana hacia ti mismo que tal vez te revele mucho más de lo que te imaginas. Este auto voyerismo, aparte de revelador, es algo que considero extremadamente útil como herramienta de autoconocimiento; practícalo, verás que no te vas a arrepentir.
©bonzopoe, 2023.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.
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Esa escritura previa termina siendo catártica, es una excelente herramienta no solo de autoconocimiento sino que sirve para drenar y soltar, sin contar el aprendizaje que evidentemente encontraremos. Yo solía hacerlo, voy a retomar.
También sirve para darnos cuenta lo flexibles o estructurados que somos ante la vida, a mi me encanta cuando me descubro dándole forma a una idea que en el pasado era inconcebible, es definitivamente una manera de evaluar nuestro crecimiento. Gracias por tus reflexiones, me recordaron algunas mías.
Que tal @astrea muchas gracias por tomarte el tiempo de dejar un comentario y compartir tu punto de vista, que por cierto comparto, releerte de permite redescubrirte, y no pocas veces uno se asombra de lo que lee. Creo que en efecto escribir es una experiencia catártica y de lo más saludable.
Un abrazo y saludos desde México.
Me pasa esto con frecuencia, incluso con mis textos profesionales, es una forma de ver tus progresos y a veces me sorprendo y exclamó "guao, yo escribí esto?"
gracias por compartir esta divagación 😊
@tipu curate 4
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Esa "auto-pregunta" me la hago siempre, tanto para bien como para mal, y es parte de la experiencia de la re-lectura. Muchas por compartir tu experiencia. ¡Saludos!