Crónicas de lo cotidiano 119: "No es el peso el que te rompe, es como lo cargas", por bonzopoe

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Después de dos semanas me he quedado de nuevo sin internet, en esta ocasión sin razón aparente, y para variar ha pasado en un momento en el que necesito internet por cuestiones de trabajo, así que me perjudica igual que la vez anterior, al menos en teoría, pero en la práctica la cosa ha sido muy distinta, esta vez siento que no me ha afectado tanto. La pregunta aquí es ¿porqué?, y es solo lo que trataré de explicarles.

Una diferencia importante es que en esta ocasión no hay amenaza de huracán, así que no me provoca ansiedad quedarme sin internet por tiempo indefinido. Eso tiene su peso. Sin embargo todo lo demás es igual: las dificultades para cumplir con mi trabajo, el no poder hacer mis rutinas de siempre que involucran conexión a internet, desde las cotidianas hasta la de entretenimiento, y el tener que estar casi rogándole a la compañía proveedora de internet que atienda mi caso lo más pronto posible, algo muy frustrante tomando en cuenta que nunca hablas con alguien, todo esta automatizado con grabaciones y bots de inteligencia artificial.

Debo ser honesto y admitir que toda esta situación me arruinó mi domingo y fue causa de un gran enojo, pero fue mucho menor que en la vez anterior, y eso tiene mucho que ver con la manera en que enfrenté la situación, y también, hay que decirlo, con lo aprendido de la vez anterior.

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Sabiendo que de momento no había nada que pudiera hacer, apliqué el refrán de "al mal tiempo buena cara", y traté de adaptarme lo mejor posible la situación. Reporté el desperfecto a la compañía proveedora de internet, busqué algo en la tv que pudiera servirme de ruido de fondo, conecté mi computadora a los datos móviles de mi celular, y me puse a trabajar calificando tareas y exámenes de mis alumnos, tal y como lo tenía planeado, pero poniéndole velocidad para no consumir datos de más.

Tuve la suerte de que transmitieron buenas películas en un canal de TV abierta nacional, y eso me ayudó a trabajar incluso mejor de lo hubiera anticipado, lo que un afortunado golpe de suerte. Casi a la media noche terminé lo que tenía que hacer, y hasta más, y pude acostarme a dormir tranquilo.

Hoy temprano terminé lo que me quedaba pendiente, y al medio día ya había logrado terminar lo que originalmente pensé que terminaría hasta el día de mañana. Esto me permitió descansar el resto del día, y en vez de hacer lo de siempre, aproveche para leer, dormir un rato y relajarme en general.

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Mañana tengo que viajar y, si hay suerte, en un par de días todo habrá vuelto a la normalidad. La moraleja de la situación es la que da título a esta publicación: "No es el peso el que te rompe, sino como lo cargas", o dicho de manera coloquial y común, todo es cuestión de actitud.

Yo no creo en karmas ni en que uno cosecha lo que siembra, o frases similares (que en ciertos contextos no dejan de tener algo de verdad), la realidad es que a la vida no le importan tus creencias, y te avienta cosas buenas y malas por igual, eso es algo que escapa a nuestro control. Lo que si tenemos bajo nuestro control es la manera en que enfrentamos todo eso, tanto lo bueno como lo malo, y creo que es en eso que debemos enfocarnos.

En esta ocasión he aplicado esa filosofía, y la verdad es que me ha funcionado muy bien. Es cierto que todo se oye muy bien, y es más fácil decirlo que hacerlo, pero cuando uno lo tiene presente, es más fácil de ejecutar. Es cierto también que hay de situaciones a situaciones, y hay las que aún con toda nuestra buen intención y actitud pueden ser muy difíciles de enfrentar, pero creo que aún en esos casos esta filosofía puede ser de utilidad.

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Posiblemente el mundo actual también nos ha malacostumbrado a ciertas cosas, y hemos perdido la capacidad de la paciencia, la perseverancia, y todo aquello opuesto a la inmediatez, y esto nos haga sobredimensionar las cosas. Por lo general todo es multicausal, y lo que vivimos, y como lo enfrentamos, es el resultado de una serie de coincidencias afortunadas o desafortunadas, según sea el caso.

Pero dicho esto, creo que hoy, más que nunca, es importante de vivir conscientemente, de manera intencionada, sabiendo que hacemos y porque lo hacemos, porque hay demasiados distractores y cosas fuera de nuestro control. Dicho esto, no me queda más que agradecer su lectura, y disponerme a ser congruente y enfrentar esta nueva piedra en el camino con la mejor actitud posible, esperando que pase pronto y no se lleve dos semanas como la vez anterior. Hasta la próxima.




©bonzopoe, 2024.

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Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.


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Todo en la vida tiene una causa, y las cosas siempre pasan por algo, Gracias a Dios pudiste resolver algunas cosas, como corregir exámenes de tus alumnos, en fin, aun no teniendo internet. Como dice el dicho, Dios aprieta pero no ahorca. Saludos.

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Así es, y como un plus ya tengo internet de nuevo a solo dos días de haber reportado la falla. En esta ocasión los astros se han alineado. Saludos y muchas gracias por comentar.

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