Crónicas de lo cotidiano 116: "Ciudadano de mundos irreales", por bonzopoe

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Dice la escritora Luna Miguel en su libro 'Leer mata', que G.K. Chesterton argumentó en su texto 'Lectura y locura', que un erudito, refiriéndose así a un lector avezado, es un peligro para si mismo y para la sociedad. Que es un ciudadano de mundos irreales necesitado de vínculos sociales que le devuelvan al mundo puro, pues "los riesgos de la enajenación mental que conlleva la literatura se deben no tanto al amor por los libros como a la indiferencia ante la vida".

Esta definición pone a los lectores casi al nivel de los adictos, que usan su adicción en muchos casos para desconectarse de la vida real, del mundo al que pertenecen, al menos físicamente. Esta comparativa, si bien no muy halagüeña, no carece de cierta verdad, porque leer, al menos todo aquello que es ficción, implica viajar a otros mundos que uno crea en complicidad con los autores. El autor nos da la receta y los ingredientes de esos mundos, pero los lectores somos los que cocinamos cada mundo y le damos nuestro sazón, y servido el plato nos sumergimos a profundidad en él.

Cuantas veces no nos hemos topado con un libro que no queremos que se acabe, y así como el adicto fuma hasta el último pedazo de un porro o un cigarro, el lector devora y paladea hasta la última letra de una lectura con esa mezcla de tristeza y emoción, digna de un adicto, en que disfruta tanto como sufre al ver como se le acaba ese mundo del que se siente ya parte, y del que al mismo tiempo es creador y habitante.

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Leer puede ser una adicción, una sana, pero una adicción. Hay quienes no pueden dejar pasar un día sin leer, y aquellos que en contra de su propio bienestar físico, se desvelan leyendo. "Un capítulo más", "Una página más y ya", y otras expresiones similares no se distancian mucho de los argumentos que esgrimen muchos adictos para justificarse y/o minimizar su situación.

Adicciones todos tenemos, la cuestión es a que somos adictos: ¿al alcohol?, ¿a la adrenalina?, ¿al drama?, ¿a las compras?, ¿a la tecnología?, ¿al sexo o el amor?, ¿a la novedad? Pero creo que hay adicciones que podríamos considerar sanas, como es el caso de quienes son "adictos" a la salud, y cuidan su cuerpo lo mejor que pueden, y quienes son "adictos" a su familia y la ponen antes que todo, y creo que en esta categoría cae la lectura.

Leer nos abre los ojos, no solo a este mundo sino a muchos mundos posibles, y eso nos enriquece como individuos y como sociedad. Leer nos ayuda a conocernos y conocer y comprender mejor a los otros. Leer nos permite desarrollar no solo nuestro intelecto, sino también nuestra imaginación y nuestras emociones. Leer nos hace en efecto ciudadanos de mundos irreales, pero no por ello menos valiosos que el mundo real.

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Puede que G.K. Chesterton tenga razón y los lectores podemos desconectarnos peligrosamente de la realidad al sumergirnos en la literatura, pero no creo que eso, como el plantea, sea una manifestación de cierta indiferencia ante la vida. Creo que como sucede cuando uno se va de viaje y regresa a casa, y mira a esta con nuevos ojos a partir de todo lo vivido en el viaje, viajar a los mundos que la literatura nos ofrece nos permite mirar con otros ojos el propio.

Creo que ser ciudadano de mundos irreales, los mundos de la literatura, nos permite ver que otras realidades son posibles, que las cosas pueden ser distintas y mejores, y aparte de darnos esperanza, nos pone ejemplos a seguir o en los cuales inspirarnos, para hacer de nuestra vida, la existencia y nuestro mundo mejores lugares para vivir. Muchas gracias por leerme y hasta la próxima.




©bonzopoe, 2024.

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Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.


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2 comments
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Es fabuloso conocer esos mundos fabulosos de la galactica literatura

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