Escrito en la piedra | Primera Parte [Eng - Esp]
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Escrito en la piedra | Primera Parte
Los colores cambiaban a su alrededor incesantemente. Celeste, fucsia, amarillo, naranja, todos ellos fluorescentes y tan brillantes que estaban encegueciéndolos.
Martín intentó mirar a Cecilia, pero la ráfaga en la que se encontraban era tan violenta, que no tenía manera de girar su cabeza.
Cecilia por su parte, había cerrado los ojos porque la intensidad de aquel poli cromático túnel la había mareado al extremo de llevarla al borde de un desmayo.
No saben cuánto tiempo pasaron allí, tomados de las manos y a punto de romper cada uno de sus dedos por la fuerza con la que se estaban agarrando.
El túnel era frío y agresivo, pero no tenía una superficie concreta que estuviera rozando sus cuerpos.
Tras lo que parecieron unos cortos, pero intensos minutos, Martín y Cecilia cayeron bruscamente a una superficie tan sólida como las rocas más viejas de una montaña. Cecilia se golpeó en la cabeza, lo que terminó por quitarle su conciencia, y Martín quedó tirado inmóvil por otros minutos más.
Cuando logró abrir sus ojos, empezó a buscar a su amiga con la vista, y de pronto vio su mano aparentemente inerte.
Adolorido por la caída, empezó a moverse lentamente a fin de tomar a la chica y chequear si se encontraba con vida, así que poco a poco alcanzó su mano.
Una vez al lado de Cecilia la giró delicadamente hacia arriba y vio que tenía un corte en la cabeza por donde estaba perdiendo algo de sangre. Sin embargo, ella vivía.
Con cuidado, revisó la herida, y con la autoridad que los 6 años de medicina le habían otorgado, decidió que Cecilia estaría bien, pues se trataba simplemente de un raspón exagerado.
Mientras su amiga recobraba la conciencia, Martín caminó un poco por aquel nuevo entorno, y vio cómo la cueva en la que se encontraban los invitaba a investigar sus recovecos, sin indicar con precisión un posible camino.
Recordó cómo habían llegado hasta ahí, y entonces se vino a su mente alguien que de alguna manera se había borrado de su memoria: su novio Tony.
Estaban ellos dos con Cecilia tomando plácidamente la media tarde en el parque, cuando un viento insoportable empezó a molestarlos a tal punto que tuvieron que renunciar a su festejo por la libertad de la nación y empezar a caminar de regreso a casa, y entonces tropezaron en un pozo de barro que por lo agitado del viento habían ignorado.
Cuando cayó, primero pensó que solo él había cometido el error de tropezar, pero pronto sintió cómo su amiga tomaba su mano.
Mientras Martín hacía memoria, Cecilia empezaba a despertar y lo llamaba para que la ayudara a levantarse.
La chica estaba en perfectas condiciones, solo había sufrido un desmayo por el susto del túnel de colores que los había conducido a aquella caverna.
Le preguntó al chico, sorprendida, qué era aquel lugar en el que se encontraban, ¿desde cuándo había una caverna debajo del parque? Pero claro, el tampoco tenía la respuesta.
Así que empezaron a caminar sin rumbo, simplemente por el hecho de que debían moverse. La caverna era oscura, sin embargo, algunos lugares levemente iluminados les daban la esperanza de que la salida podría están cerca. No obstante, a juzgar por el puntito de luz que tenían sobre su cabeza y que era justamente el túnel por el que habían caído, no podían hacerse demasiada ilusión con esto de las posibles salidas.
Martín y Cecilia, con el peor equipamiento imaginable, empezaron a avanzar por aquellos relieves escarpados y sinuosos. Su paso era lento, ya que no sabían bien hacia dónde ir y avanzar se hacía realmente muy difícil debido al riesgo que implicaba dar un mal paso.
Un tropiezo podía hacerlos resbalar y conducirlos a un precipicio que, a su lado, amenazaba con una constante oscuridad.
Al mismo tiempo y de manera contradictoria, los dos estaban sorprendidos por la maravilla en la que se encontraban. No podían concebir que aquello fuera una construcción humana, por lo que asumieron sin cuestionamientos que era una magnífica obra de la naturaleza.
De a ratos detenían la marcha para observar los relieves, tocar las texturas, respirar el aire estancado y al mismo tiempo puro que aquel lugar ofrecía. Dejaban que el frío de la cueva tocara suavemente sus huesos, aliviándolos de aquel verano pegajoso que los esperaba en la superficie.
Ellos estaban seguros que saldrían de allí, a pesar de lo extraño del túnel que los había conducido a aquel destino.
De pronto, vieron a un grupo de hombres hablando. Estaban en círculo y vestían traje de oficina. Los chicos se miraron extrañados y supieron que debían guardar silencio y ocultarse de aquellas personas.
Empezaron a dar pasos muy lentos y tuvieron la suerte de encontrar un escueto pasadizo que los acercaría más al grupo, al menos para escuchar de qué estaban hablando. Tenían que ser muy cuidadosos, porque el silencio de la caverna sumado a su forma, ofrecía un excelente eco y juego de sonidos tras el primer sutil paso o golpecito que se diera.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca como para escuchar y para no ser vistos, escucharon algo que los dejo sin palabras y los bañó un de sudor helado:
- Hay dos nuevos, pero los perdimos de vista, decía un hombre tranquilo.
- ¿Cómo? ¿Sabés lo que va a pasar si logran escapar? ¡Estúpido! Respondió otro hombre muy molesto.
- ¡No entendemos cómo tomaron el camino que no tiene las cámaras!
- ¿Qué no hay cámaras en todos los caminos posibles?
- ¿Es imposible hacer eso en esta caverna! ¡Deberíamos poner una cámara en cada rincón para poder cubrir todas las posibles rutas!
De pronto hubo un silencio, un silencio muy extraño.
Martín asomó su cabeza, y en cuanto lo hizo, la mano enorme de un hombre tomó su antebrazo y tiró tan fuerte de él que Cecilia no pudo más que gritar inmediatamente.
- ¡Corre! Le dijo Martín.
Y sin pensarlo, con las peores zapatillas que podía tener puestas para la ocasión, empezó a moverse rápidamente por la caverna, sin tener la menor idea de hacia dónde estaba yendo.
- ¡Qué hacen! ¡Atrápenla ridículos!
- ¡Va a morir sola allí! Es imposible ingresar y salir vivo.
Cecilia
Cuando Cecilia escuchó esto, caminó un poco más hasta asegurarse de haber quedado detrás de una roca, y al fin observó.
Todo estaba bastante oscuro allí, aunque a unos metros debajo de ella, había una especie de lago de agua tan cristalina que hipnotizaba.
La chica empezó a acercarse al agua de manera muy cuidadosa y lenta, y entonces, se percató de que había varios cuerpos inertes en el camino que conducía al lago.
Pensó que otros quizás también habían escuchado esa misma voz interna, esa corazonada que les decía que ahí había una salida, pero ella estaba convencida de que algo por ahí iba a darle la solución, que el hecho de que algunos hubieran muerto no significaba que otros no hubieran escapado.
Así que decidió encarar el camino por otro lado y no directamente por donde la lógica indicaba. Empezó a bordear el lago con mucha cautela, y cuando casi estaba llegando al otro lado, encontró una puerta.
Todo estaba demasiado oscuro, así que empezó a deslizar sus manos hasta hallar algo que parecía ser un picaporte, pero no abría. Siguió pasando sus manos por aquella apertura, y cuando hubo llegado a la ranura inferior de la puerta, encontró justo al lado de ella, un botón que supuso que debía pisar.
En cuanto la puerta se empezó a abrir, se asomó y vio que allí estaba el parque, pero no podía abandonar a Martín, ya que no sabía cómo volver a entrar en la caverna.
En ese momento recordó que el lugar estaba repleto de cámaras, así que Cecilia levantó la vista y ahí la vio, una justo sobre su cabeza.
Intentó cerrar la puerta, pero no pudo.
De repente, una sirena empezó a sonar a todo volumen, y Cecilia, empezó a correr de regreso a donde habían capturado a Martín.
Martín
Martín había decidido no mostrar resistencia alguna al trato de los hombres, pues estaba seguro de que eran muy peligrosos y que, si quería escapar, simplemente lo matarían.
Lo arrastraron como si fuera una bolsa, atado de manos y pies, con la boca tapada por una cinta hasta un rincón donde había tres personas más en las mismas condiciones.
Intercambió mirada con cada uno de ellos, el último era Tony. Cuando lo vio, su estómago se estremeció de tristeza y su corazón se estrujó de dolor. Los habían capturado a los tres, aunque todavía había una esperanza: Cecilia.
Espero que les haya gustado amigos!! Nos estaremos viendo en una próxima entrega! :D
Que tengan un hermoso viernes e inicio de fin de semana!
Con cariño,
English
Written on stone - Part One
The colors changed around him incessantly. Light blue, fuchsia, yellow, orange, all of them fluorescent and so bright that they were blinding them.
Martin tried to look at Cecilia, but the blast they were in was so violent, he had no way to turn his head.
Cecilia, for her part, had closed her eyes because the intensity of that chromatic poly tunnel had made her so dizzy that she was on the verge of fainting.
They don't know how long they spent there, holding hands and on the verge of breaking each of their fingers because of the force with which they were holding each other.
The tunnel was cold and aggressive, but it had no concrete surface that was rubbing against their bodies.
After what seemed like a few short, but intense minutes, Martin and Cecilia fell sharply to a surface as solid as the oldest rocks on a mountain. Cecilia hit her head, which ended up taking away her consciousness, and Martin lay motionless for another few minutes.
When he managed to open his eyes, he began to look for his friend with his eyes, and suddenly saw her hand, apparently inert.
Sore from the fall, he began to move slowly in order to grab the girl and check if she was alive, so he slowly reached for her hand.
Once at Cecilia's side he turned her gently upwards and saw that she had a cut on her head from where she was losing some blood. However, she was alive.
Carefully, he checked the wound, and with the authority that 6 years of medicine had given him, he decided that Cecilia would be fine, as it was simply an exaggerated scrape.
While his friend regained consciousness, Martin walked a little in that new environment, and saw how the cave in which they found themselves invited them to investigate its nooks and crannies, without indicating a possible path.
She remembered how they had gotten there, and then someone who had somehow faded from her memory came to mind: her boyfriend Tony.
The two of them were with Cecilia placidly taking mid-afternoon in the park, when an unbearable wind began to bother them to such an extent that they had to give up their celebration of the nation's freedom and start walking back home, and then they stumbled into a mud hole that they had ignored because of the choppy wind.
When he fell, he first thought that he alone had made the mistake of stumbling, but soon felt his friend take his hand.
As Martin remembered, Cecilia began to wake up and called out to him to help her up.
The girl was in perfect condition, she had only suffered a fainting spell from the fright of the colored tunnel that had led them to that cavern.
She asked the boy, surprised, what was that place where they were, since when was there a cavern under the park? But of course, he didn't have the answer either.
So they began to walk aimlessly, simply because they had to move. The cavern was dark, however, some slightly illuminated places gave them hope that the exit might be near. However, judging by the pinpoint of light above their heads, which was precisely the tunnel they had fallen into, they could not have any illusions about the possible exits.
Martin and Cecilia, with the worst equipment imaginable, began to advance through those steep and winding reliefs. Their pace was slow, as they did not know where to go and advancing was really very difficult due to the risk of taking a wrong step.
A stumble could make them slip and lead them to a precipice that, on their side, threatened with constant darkness.
At the same time and contradictorily, they were both amazed by the wonder in which they found themselves. They could not conceive that it was a human construction, so they assumed without question that it was a magnificent work of nature.
From time to time they stopped their march to observe the reliefs, to touch the textures, to breathe the stagnant and at the same time pure air that that place offered. They let the cold of the cave gently touch their bones, relieving them from the sticky summer that awaited them on the surface.
They were sure they would get out of there, despite the strangeness of the tunnel that had led them to that destination.
Suddenly, they saw a group of men talking. They were in a circle and wore office suits. The boys looked at each other strangely and knew they had to keep quiet and hide from those people.
They began to take very slow steps and were lucky enough to find a narrow passageway that would bring them closer to the group, at least to hear what they were talking about. They had to be very careful, because the silence of the cavern added to its shape, offered an excellent echo and play of sounds after the first subtle step or tap.
When they were close enough to listen and not to be seen, they heard something that left them speechless and bathed them in a cold sweat:
- There are two new ones, but we lost sight of them, a quiet man was saying.
- What? Do you know what will happen if they manage to escape? Stupid! replied another very annoyed man.
- We don't understand how they took the road that doesn't have cameras!
- Aren't there cameras on every possible path?
- It's impossible to do that in this cavern! We should put a camera in every corner so we can cover all possible routes!
Suddenly there was silence, a very strange silence.
Martin poked his head out, and as soon as he did, a man's huge hand grabbed his forearm and pulled so hard that Cecilia could only scream immediately.
- Run! Martín told her.
And without thinking, with the worst slippers he could have had on for the occasion, he began to move quickly through the cavern, without having the slightest idea of where he was going.
- What are you doing! Catch her, you fools!
- She's going to die alone in there! It's impossible to get in and get out alive.
Cecilia
When Cecilia heard this, she walked a little further until she was sure she was behind a rock, and at last she looked out.
Everything was quite dark there, although a few meters below her, there was a kind of lake of water so crystal clear that it was mesmerizing.
The girl began to approach the water very carefully and slowly, and then, she noticed that there were several inert bodies on the path leading to the lake.
She thought that perhaps others had also heard that same inner voice, that hunch that told them that there was a way out, but she was convinced that something out there was going to give her the solution, that the fact that some had died did not mean that others had not escaped.
So she decided to face the path from another side and not directly where logic indicated. He began to skirt the lake very cautiously, and when he was almost to the other side, he found a door.
Everything was too dark, so he began to slide his hands until he found something that seemed to be a doorknob, but it would not open. He kept sliding his hands through that opening, and when he had reached the bottom slot of the door, he found right next to it, a button that he supposed he should step on.
As soon as the door began to open, he looked out and saw that the park was there, but he could not leave Martin, as he did not know how to get back into the cavern.
At that moment she remembered that the place was full of cameras, so Cecilia looked up and there she saw it, one right over her head.
She tried to close the door, but could not.
Suddenly, a siren started blaring, and Cecilia started running back to where Martin had been captured.
Martin
Martin had decided not to show any resistance to the men's treatment, as he was sure that they were very dangerous and that, if he wanted to escape, they would simply kill him.
They dragged him as if he were a bag, tied by hands and feet, with his mouth covered by a tape to a corner where there were three more people in the same conditions.
He exchanged glances with each of them, the last one was Tony. When he saw him, his stomach lurched with sadness and his heart squeezed with pain. They had captured all three of them, although there was still one hope: Cecilia.
I hope you liked it friends!!! We'll be seeing you in a next installment! :D
Have a great Friday and the beginning of the weekend!
With love,
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Conchale me quedé con las ganas freneticas de que Cecilia logré rescatar a sus amigos, que impactante que en una cueva así hayan cámaras. Acaso es un juego fatal?
Bueno, no lo sé. Gracias por esta increíble historia. Feliz fin de semana
Jejej en breve llegará la próxima parte, debo confesar que todavía no termino la idea 🙈, asi que quizás yo también me sorprenda jaja