Hola a todos mis queridos amigos, el post de hoy será sobre algunas fotografías de otro día más en la cuenta regresiva de la recuperación. El domingo pasado después de todo el día estar sentado frente a la computadora realizando el proyecto de investigación para por fin entrar en la etapa final de la universidad, llega la tarde; una tarde tranquila, una de esas en las que el sol ya comienza a bajar y la ciudad se prepara para despedir el día. A las 5pm, justo cuando muchos están cerrando sus jornadas laborales, yo me preparo para una cita que se ha vuelto parte de mi rutina: la fisioterapia para mi hombro derecho.
Hace más de cuatro meses, una lesión llegó sin avisar y se instaló en mi vida, cambiando mis días y mis planes. Desde entonces, he estado trabajando para volver a la normalidad, para que mi hombro vuelva a ser ese compañero fiel que no se queja cuando levanto cosas pesadas o cuando me animo a lanzar una pelota.
La casa de Raúl casi que se convierte en mi casa también 😅😅 su madre siempre me recibe amablemente. Cada vez que cruzo la puerta, siento que dejo atrás el ruido del mundo y entro en un espacio donde la mejora es posible. Raúl siempre me espera con esa mezcla de seriedad y buen humor que tanto ayuda. No hay formalidades excesivas, solo un "¿Cómo estás hoy?" que realmente quiere saber cómo estoy.
La sesión empieza con una charla sobre mi progreso. No usamos términos complicados; hablamos de cómo me siento, de lo que puedo hacer y de lo que todavía me cuesta. Luego, pasamos a la acción. Los ejercicios ya son conocidos, pero no por eso menos desafiantes. Estiramientos que buscan la flexibilidad perdida, movimientos que retan la fuerza que poco a poco regresa.
Mi fisioterapeuta me guía, corrigiendo una postura aquí, añadiendo un poco más de resistencia allá. A veces parece que puede leer mi mente, porque justo cuando pienso que no puedo más, encuentra la manera de motivarme para hacer una repetición más. Y así, entre risas y esfuerzo, el tiempo pasa volando.
Terminamos con algunas recomendaciones para casa y un "Nos vemos la próxima semana". Salgo de su casa cuando ya las luces de la calle comienzan a encenderse. Mi hombro está cansado, sí, pero es un cansancio bueno, de esos que te dicen que has trabajado para mejorar. Mañana mi hombro estará un poco más fuerte, y yo estaré un paso más cerca de dejar atrás esta lesión. Porque cada día cuenta, y cada sesión es una victoria pequeña en esta batalla por la recuperación.

Hello to all my dear friends, today's post will be about some photographs of the another day in the recovery countdown. Last Sunday, after all day sitting in front of the computer doing the research project to finally enter the final stage of university, the afternoon arrived; a quiet afternoon, one of those in which the sun is already beginning to go down and the city is preparing to say goodbye to the day. At 5pm, just when many are closing their workdays, I prepare for an appointment that has become part of my routine: physical therapy for my right shoulder.
More than four months ago, an injury arrived without warning and settled into my life, changing my days and my plans. Since then, I've been working to get back on track, to get my shoulder back to being that faithful companion that doesn't complain when I lift heavy things or when I dare to throw a ball.
Raúl's house almost becomes my house too 😅😅 his mother always welcomes me kindly. Every time I walk through the door, I feel like I am leaving the noise of the world behind and entering a space where improvement is possible. Raúl always waits for me with that mixture of seriousness and good humor that helps so much. There are no excessive formalities, just a "How are you today?" who really wants to know how I am.
The session begins with a chat about my progress. We don't use complicated terms; We talk about how I feel, what I can do and what I still struggle with. Then, we take action. The exercises are already known, but no less challenging. Stretches that seek lost flexibility, movements that challenge the strength that little by little returns.
My physical therapist guides me, correcting a posture here, adding a little more resistance there. Sometimes it seems like he can read my mind, because just when I think I can't take it anymore, he finds a way to motivate me to do one more rep. And so, between laughter and effort, time flies.
We finish with some recommendations for home and a "See you next week." I leave his house when the street lights begin to turn on. My shoulder is tired, yes, but it is a good tiredness, the kind that tells you that you have worked to improve. Tomorrow my shoulder will be a little stronger, and I will be one step closer to leaving this injury behind. Because every day counts, and every session is a small victory in this battle for recovery.

I hope I was able to capture your attention and that it is to your liking, see you in a new installment