REFLEXIÓN: ¡aunque la distancia nos separe!

Muchas veces nos ha tocado vivir el momento de despedir a un ser querido que se aleja de nuestra presencia y no es precisamente porque ha muerto y no se encuentra en nuestra misma dimensión, sino que simplemente emprende un viaje hacia otro sitio geográfico. Es así como la distancia física puede separar a las personas y aunque los cuerpos no tengan ese contacto cercano, la mayoría pregona que esta separación nunca podrá romper los lazos que unen los corazones, los sentimientos y los momentos vividos.

A veces, callamos lo que sabemos qué va a pasar al final de esta situación, porque aunque la distancia nos traiga a la memoria los recuerdos sobre el verdadero valor de las personas en nuestra vida, tarde o temprano irá desapareciendo esa conexión porque CADA CABEZA ES UN MUNDO. Si bien es cierto que ¡aunque la distancia nos separe! nos enseña que el amor, la amistad y el cariño no dependen 100% de la cercanía física, sino de la fuerza de los sentimientos y la conexión emocional que mantenemos, en la mayoría de los casos, en los tiempos dinámicos actuales, tiende a amilanarse y desaparecer.

Aunque no estemos cerca, la distancia se convierte en un desafío que fortalece los vínculos, porque aprendemos a valorar más los momentos compartidos, a cultivar la paciencia y a confiar en que lo que realmente importa es inquebrantable, sin importar la cantidad de kilómetros que nos separen. Cada florecilla que se desprenda evocará un recuerdo, solamente espero que cuando la flor se quede sin florecillas, la distancia que nos separe no hayan ganado la batalla que conduce al olvido.