El mundo se mueve a través del amor o al menos eso me gusta creer a mí. Pero si nos detenemos un momento y nos ponemos a pensar, siempre estamos intentando demostrarle a los demás cuánto los amamos y cuáles son nuestras cualidades favoritas en ellos, pero muy poco reflexionamos sobre cuánto nos queremos, las cosas que hacemos por nosotros mismos, lo que nos gusta o la forma en que nos retribuimos el amor que ofrecemos al resto.

Siendo febrero el mes del amor y haciendo alusión al día de San Valentín, me parece que es buen momento para unirme a esta iniciativa de @lunaticanto, ya que es primordial poder volver al centro de todo: "nuestro valor". Sin eso, resulta difícil amar a alguien más. Es básico saber qué es lo que nos hace destacar y lo que nos hace ser quién somos para poder demostrar que de esa misma manera podemos querer a nuestra familia, amigos o pareja todos los días sin dejarlo para una fecha en específico, porque nosotros tampoco deberíamos aplazar nuestro amor propio para después.

En mi caso, encontrar mi valor y poder enumerar en una lista por más pequeña o larga que fuese las cosas que me gustaban de mí era algo que por mucho tiempo me parecía imposible. Sin embargo, tuve que trabajar en eso desde adentro e irlo exteriorizando, convirtiéndolo en algo real, entendiendo que es un camino con altos y bajos y va más allá de los "self-cares" que se muestran en redes sociales.

A mi corta edad he tenido que aceptar que mi forma de ser conlleva muchas cualidades que aunque por momentos puedan causarme inseguridades son mis formas de mostrarme transparente ante el mundo y de que conozcan en verdad las partes más genuinas de mí. Así que quise enlistar para este post 3 que siento que engloban la gran parte de quién es Andrea hoy en día.

Me considero una persona muy espontánea, soy más de emoción que de razón. Y sí, aunque en términos de decisiones eso a veces es un arma de doble filo, me gusta ver mi espontaneidad como una virtud que me hace ser más confiable y natural. Aunque no soy así de buenas a primeras, cuando agarro confianza seré una persona ocurrente, que siempre ande con un chiste de algo, haciendo muecas o respondiendo lo que se me viene a la mente (sí, también he metido la pata con eso). Pero ser espontánea es ser libre para mi, y amo eso, amo no tener que vivir detrás de una máscara que esconda que soy un poco rara a veces, pero que al mismo tiempo siempre trato de que haya congruencia entre mis palabras, mis pensamientos y mis actos.

Durante varios años he tenido que pasar por muchísimos más procesos de los que me gustaría, y por situaciones dolorosas que me han desestabilizado un montón, es ahí donde desarrollé una de mis mejores cualidades y es la capacidad de ser resiliente. Y para qué mentirles, mantenerse resiliente o con entereza en los momentos que no hallas salida es de las cosas más fuertes que se pueden vivir. Poder confiar, seguir riendo, levantarte y continuar sin que eso difiera en la esencia de quién eres es algo admirable, y no lo digo de forma jactanciosa, pero también amo de mi misma el hecho de hacer de la resiliencia parte indispensable de lo que soy, para construir diariamente el hábito de recordarme que si puedo, aunque de momento aún no sepa cómo. Es la certeza para mí de que avanzaré.

Esta cualidad nace del saber que siempre he sido una persona que quiere demasiado a la gente a su alrededor, que me gusta ver bien a quiénes amo, que soy muy dada, que puede que yo no siempre tenga para brindarte mi ayuda pero mientras esté en mis posibilidades lo haré. Nunca busco nada a cambio, todo lo hago de corazón, de manera desinteresada porque es mi forma de ser gentil con los demás.

Me gusta pensar que el altruismo no es más que dar pequeñas partes de tí a los otros y que el universo se encarga de retribuirte por sí solo de otros modos.

Agradezco a @aurodivys por invitarme a hacer mi entrada a la iniciativa, fue sin duda un reto de autoconocimiento y de introspección. Me gustó hacer un análisis de todo lo que amo de ser yo, para luego poder reducir todo eso a las 3 que más me definen.