Enfocándome en mejorar, aunque a veces no vaya como lo deseo

Durante esta semana, me sentí como una máquina bien engrasada, con un ritmo constante y una energía inagotable. Quería mantener esa inercia, esa sensación de fluidez y eficiencia, pero el cuerpo a veces tiene sus propios planes. Esta vez, la historia fue diferente. Desde el principio, noté una pesadez en las piernas, como si llevara lastre. El frío me calaba los huesos, a pesar de que la temperatura exterior no era tan baja. Quizás fue el cambio repentino de clima, o tal vez simplemente necesitaba un día de descanso.
Aun así, me negué a rendirme. Bajé el ritmo, sí, pero no me detuve. Cada paso era un esfuerzo consciente, una lucha contra la inercia. La respiración se volvió más pesada, el sudor frío me recorría la frente. La mente, sin embargo, se mantuvo firme, enfocada en el objetivo. Cada kilómetro recorrido era una pequeña victoria, una prueba de que la voluntad puede superar las limitaciones físicas.
Al final, el tiempo registrado no fue el esperado. Estuvo lejos de mi mejor marca, pero tampoco fue un desastre. Fue un tiempo decente, considerando las circunstancias. Una marca que, en otro día, me habría dejado satisfecho. Pero la ambición es un motor poderoso. La comparación con la semana anterior era inevitable, y la diferencia era evidente.

Mi actividad fue registrada vía Strava, aquí la pueden ver:
Viernes

Ahora, la mirada está puesta en la próxima semana. El objetivo es claro: mejorar.

Analizaré los datos, buscaré los puntos débiles, ajustaré la estrategia. Quizás necesite un calentamiento más largo, o tal vez deba prestar más atención a la hidratación. La clave está en aprender de cada experiencia, en convertir los obstáculos en oportunidades. La próxima semana, volveré a intentarlo, con más fuerza y determinación. Y estoy seguro de que el resultado será diferente.

Me despido pero espero poder seguir compartiendo actividades con ustedes, son una gran comunidad, saludos a todas y a todos.

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